"Bajo este frío i duro mármol se concerban los restos mortales de Manuel Poblete Qalderón. Falleció el 25 de enero del año 1898 a la edad de 70 años. EPD. RDCEP" (sic). Alrededor de la tumba, esta frase aparece tallada sobre madera y es el registro del origen de la capilla de Santa Rita, en La Isla, un pequeño pueblo en Calingasta. Y es que Poblete Calderón levantó un templo con sus propias manos para que la Iglesia dejara que enterraran su cuerpo en el interior, lo que finalmente se concretó.
De acuerdo a los únicos cuidadores de la capilla de Santa Rita, Alba Milla y Juan López Estay (descendiente de los vecinos de Poblete Calderón), se estima que el oratorio fue construido al menos 30 años antes de la muerte de su creador. Y el sitio, que se conserva prácticamente igual a sus inicios, tiene elementos antiguos por donde se mire.
El altar está hecho con barro y paja y parte de la imagen de Santa Rita fue tallada en madera, ya que Poblete Calderón trajo desde Chile sólo el rostro y las manos de cerámica. Poblete Calderón en realidad hizo casi todo en el templo, incluso talló los Cristo, unas palomas de adorno y otras figuras en madera que conforman el altar.
Al templo lo levantó de adobe, con una sola ventana y el techo es de palos de álamo y sauces, con ramadas atadas con tiras de cuero. "El hombre pasaba mucho tiempo en la capilla y se nota en todos los detalles", dijo López Estay, quien confesó que existe una versión que afirma que retiraron los restos de Poblete Calderón del templo hace muchísimos años, para trasladarlos al cementerio.
De todas formas, su capilla ya le había ganado al tiempo y se había transformado en el centro religioso de La Isla, en el que sus habitantes se bautizaban, comulgaban por primera vez y se casaban. Hoy la centenaria construcción quedó dentro de los terrenos de un diferimiento y es uno de los patrimonios culturales del departamento.
