De aquella travesía a Buenos Aires con 12 años sólo quedan los recuerdos. "Fue un viaje increíble, con un grupo maravilloso de chicos y padres", cuenta Jorge Ferrero, el juvenil que en enero hizo las valijas para instalarse en la pensión de River. "Vinimos a jugar contra Boca, creíamos que le íbamos a ganar y nos pegaron un baile…", agrega Mauricio Aubone, el pibe que tras ese amistoso se hizo un lugar en Casa Amarilla. De tirar paredes juntos en aquella ganadora categoría 92 de San Martín, a este presente en veredas opuestas, con las camisetas más pesadas del país, en Cuarta División. Uno, de Boca; el otro, de River. Y comienzan a jugar su Superclásico con DIARIO DE CUYO, cuando se reunieron ayer en un shopping porteño. "Tenemos muchas ganas de que jueguen la Promoción", dispara Aubone, con 7 años en las inferiores del club, sabiendo que una victoria de Boca ante River "ayudaría" a que eso suceda y agrega, seguro: "De local, Boca no pierde". Pero Ferrero, que lleva 5 meses en el Millonario, no se queda atrás: "Estoy seguro, gana River".
-¿Cómo se vive en cada club la previa al partido?
-Aubone: Es un locura. Esta semana todo el tiempo me trataron de manguear entradas. Amigos, conocidos, todos. Pero no hay nada para nadie. Ni nosotros podemos ir a la cancha de Boca, imaginate. Hay otro ambiente en el club, muchas más ganas.
-Ferrero: La expectativa es muy grande. Es increíble la cantidad de periodistas que hay y de gente en general. El otro día era de noche y seguían ahí esperando no sé qué.
-Jorge, ¿se habla en River de jugar la Promoción?
-El tema está. Ahora los chicos ven todos los otros partidos. Y me cuentan que antes nadie miraba a All Boys, Quilmes, Gimnasia, esos equipos que pelean abajo. Están pendientes de los resultados y listos con la calculadora para sacar cuentas.
-Dijiste que le ganan a Boca por el esquema. ¿Te gusta el dibujo?
-El tema es que cuando llegó Jota Jota (López) dijo una cosa y apuntan a eso. A salir de todo. Por eso forman así. Igual, lo que veo en los entrenamientos es que tienen ganas de algo más. Y el único equipo que juega con ese sistema, por ahí defensivo, son los titulares. Los demás utilizan dos o tres delanteros y volantes que llegan por afuera.
-Entonces de la Reserva para abajo se respeta la historia de River.
-Sí, exactamente. Ahí no hay miedo ni presión y se juega de otra manera. El promedio es el gran problema.
-Mauricio, ¿ves algo distinto en Boca ahora que no gana seguido?
-Cambió el ambiente en los últimos años. Cuando ganaba todo, por ejemplo, la hinchada no iba. Ahora que está complicado, a veces aparecen. Pasan cosas que cuando se ganaba todo no pasaban. Hasta en la cancha, que se insulta a los jugadores. Antes eso era imposible.
Mientras contestan se intercambian miradas, se nota que se conocen. Así también se entendían en la cancha de chiquitos. Aubone, el enganche Ferrero, el goleador. "Con él, era muy fácil. Sólo tenía que empujarla", elogia el romperedes a su asistidor. "No, no era así. Está exagerando", dice humildemente el enganche. Y es inevitable que la charla se reencuentre con aquella travesía a Buenos Aires. Hablan del esfuerzo que hicieron sus padres para que viajen, del grupo "hermoso" que tenían, de las ganas de volver a encontrarse todos en una cancha y de su compañero de ataque, Javier Pelletier, que sigue en San Martín.
-¿Piensan que el mal de Boca y River complica a los juveniles?
-A: Sí, un poco. Yo veo que a ellos quizás les dan más chances. Tienen más jugadores de inferiores en Primera. Boca compró bastante y no se les está dando mucho lugar a los chicos. Es lógico.
-F: Puede ser. En River igual ahora decidieron no comprar más y están subiendo muchos chicos, que quizás no juegan pero están ahí, entrenando con la Primera. Eso está bueno.
-Es dura la vida del futbolista antes de llegar a Primera.
-A: Sí, bastante. Hay muchas cosas que te tenés que aguantar. Los amigos tienen otra vida que nosotros no podemos hacer. Hay que cuidarse mucho y es muy difícil.
-F: Es complicado. Hay veces que tenés más ganas de estar con tu familia, tranquilo y olvidarte de todo. Pero es al revés y hay que estar más concentrado para mejorar.
-Mauricio, estuviste el año pasado entrenando con los más grandes. ¿Cómo fue esa experiencia?
-Fue una noticia que no esperaba, pero no lo pude disfrutar mucho porque al poco tiempo me fracturé una costilla. Y también me salió un problema en el corazón. Cuando me recuperé entrené dos meses ahí. Ellos están siempre y aconsejan mucho. Riquelme es mi ídolo. Hay gente que habla mal, pero él con sus compañeros es otra cosa. Muy buena onda.
-Jorge, en estos pocos meses en River, ¿te cruzaste con los de Primera?
-Sí, un día hicimos fútbol en el Monumental y eso creo que fue lo mejor que hice en mi vida. Muchos me preguntan si me animé a pedirles una camiseta o algo, pero soy muy tímido para eso.
La charla distendida se detiene ante un tema inevitable. La apuesta. "Juguemos lo que quieras", lanza Ferrero. "No sé, puede ser una cena para el ganador", propone Aubone. Arreglada. Pero la historia no termina ahí. "Podemos apostar algo más para cuando juguemos nosotros. La camiseta, por ejemplo", dice el de Boca. "Dale. Me gustó esa también", contesta el de River. Y se dan la mano los amigos mientras mandan un mensaje: "Ojalá que no haya violencia, sólo fútbol y un gran espectáculo". El Superclásico ya empezó a jugarse en estos dos sanjuaninos que todavía no se enfrentan entre sí en la cuarta división, pero anhelan hacerlo alguna vez en Primera.
