La cabeza vendada por los nueve tajos que le dejaron los golpes con un arma de fuego, los ojos, el rostro hinchado y el resto del cuerpo adolorido eran algunas de las secuelas que le dejó una brutal golpiza que le propinaron unos desconocidos a Humberto Jofré (73 años). Y todo por ser un buen samaritano. Porque trató de ayudar a dos mujeres (una embarazada, dijo) y a un chico que llegaron hasta la puerta de su casa en San Martín pidiendo una ambulancia y agua. Cuando trataba de brindar asistencia, dos sujetos más aparecieron de entre la oscuridad, lo golpearon salvajemente con un arma. Y todo por un botín muy magro: apenas 300 pesos, un celular y un control remoto, situación que llevaba a pensar a dos sobrinos de la víctima de que quizá los delincuentes se equivocaron de blanco.
Apesadumbrado y con el suero conectado a sus manos en el Hospital de Angaco, Humberto Jofré relataba ayer el salvaje episodio que le tocó vivir en la noche del martes en su casa de calle Quiroga entre Mitre y San Juan, en San Martín. Nacido y criado en ese departamento, el hombre contó que vive solo, no tiene hijos y es jubilado aunque continúa haciendo changas con su tractor en fincas aledañas.
Según precisó Jofré, eran las 21:30 del martes y ya se había acostado porque tenía que levantarse temprano para ir a trabajar al otro día. Cuando estaba en su cama escuchó el llamado de varias personas en el frente de su casa. Se levantó, prendió las luces y abrió la puerta. Como a 15 metros habían tres personas: dos mujeres jóvenes, una de ellas -al parecer- embarazada, y un jovencito. Cuando preguntó que querían, los tres le contestaron que necesitaban un ambulancia para la "futura madre" y agua. El hombre no lo dudó y entró a buscar el líquido. La embarazada tomó pero la otra le pidió más. Al regresar con otro vaso no quiso tomar y ahí empezó el calvario, aseguró el hombre.
En ese instante, saltó un sujeto de un costado que lo agarró del cuello y con la culata de un arma le pegó sin cesar. Del otro lado salió otro, que aprovechó el forcejeo en el suelo y se metió en la casa. El dinero, el celular y el control estaban arriba de una mesa de luz y el ladrón, al salir, se unió en la golpiza ante la mirada de las mujeres y el jovencito, relató Jofré. Después, los cinco huyeron en un auto blanco, que sería un Chevrolet Corsa blanco, dijeron en la policía.
Tras el ataque, el jornalero fue a lavarse la sangre que le brotaba a chorros pero como no pudo cortar la hemorragia fue a pedir ayuda a un vecino.
"Pienso que alguien me batió porque ayer (por el martes) cobré la jubilación y tenía otra plata que me pagaron. Una vez ayudé a una embarazada pero nunca pensé que me iba a pasar una cosa así. Ahora no sé qué voy hacer o cuando pueda volver a trabajar", decía Jofré, entre lágrimas.
