Creó la fundación en la que funciona el primer banco de piel de donantes cadavéricos y, más adelante, el laboratorio para el cultivo de piel. Realizó el primer cultivo de células de la capa superficial de la piel de los propios pacientes y fue el primer especialista argentino en implantar piel cultivada a un enfermo. Se trata de Fortunato Benaim, un médico de 93 años que dedicó toda su vida a estudiar y curar la piel de las personas que sufrieron quemaduras. Desde ayer, el especialista se encuentra en San Juan disertando en el Hospital Marcial Quiroga con el fin de incentivar a los médicos locales a especializarse en su rubro para que se forme un equipo multidisciplinario que trate a las personas quemadas con los últimos avances conocidos.
"Actualmente se han desarrollado avances muy importantes vinculados al cultivo de piel para lograr la reposición cutánea, pero no están muy difundidos. Además, el tratamiento de la piel quemada no es reconocido como una especialización diferente, sí hay profesionales de buena voluntad que se encargan de atender a los pacientes que sufrieron quemaduras, pero no especialistas dedicados específicamente a estudiar y tratar estos casos. Eso es lo que hay que cambiar", comentó Benaim tras ofrecer una de sus disertaciones.
Su carrera comenzó en 1947, dos años de haberse recibido de médico. En ese momento trabajaba en el hospital Argerich y le encomendaron la tarea de atender a toda una familia cuyos rostros quedaron desfigurados tras un incendio. A partir de ahí, el estudio y el desarrollo de técnicas para reconstruir la piel se transformaron en la obsesión del joven médico. Se capacitó en Estados Unidos y trabajó en Instituto del Quemado, hasta que en 1981 creó la fundación que lleva su nombre y, mediante un convenio con el hospital Alemán, junto a otros especialistas se propuso salvar a la gente que, tras haber sufrido quemaduras, no tenía chances de sobrevivir.
Con este objetivo, en 1989, formó el primer banco de piel del país que procesa y almacena tejido de donantes cadavéricos. Y en 1992 inauguró el laboratorio en el que se cultiva piel. "La piel de los donantes fallecidos se esteriliza y se congela a 80 grados bajo cero. Cuando esa piel se aplica sobre la zona cruenta (que es la que no tiene piel) cobra vida y en sólo 7 días se desprende la capa superior, llamada epidermis, y queda la zona más profunda, es decir, la dermis. Luego, sobre ella se coloca las láminas finas creadas en el laboratorio, que se logran tomando un trozo de piel del paciente (del tamaño de una estampilla) y se somete a un procedimiento que logra que entre 3 y 4 semanas se formen láminas de piel superficial suficientes para cubrir un cuerpo entero", explicó Benaim.
A pesar de haber logrado esto, el médico aún no ha podido realizar tratamiento con la piel que él cultiva, ya que está esperando que el Incucai apruebe el uso de este tipo de órganos. Sin embargo, él realizó el primer implante de piel cultivada del país en 1999, utilizando cultivos realizados en Estados Unidos.
"Mi intención es transmitir a los trabajadores de la salud de San Juan que se pueden capacitar en la fundación, trabajar en equipo y desarrollar todas estas técnicas en la provincia", aseguró Benaim.
