‘Interrogado el cadáver por tercera vez y no habiendo obtenido repuesta categórica alguna, resuelvo darle sepultura en el campo de los desaparecidos‘, éste es parte del texto de un acta de defunción realizada en el año 1881 y que forma parte de los documentos históricos que guarda la Escribanía Mallea, una de las primeras que abrió sus puertas en la provincia. En este lugar también hay una colección de dibujos que muestran los diferentes uniformes que usaron los soldados argentinos entre 1811 y 1819. Todo a la vista de las personas que van a hacer trámites al lugar, y lo transformó en una atracción.

La Escribanía Mallea fue inaugurada en 1889, pero recién en la década de ‘50 comenzó a trasformarse en una especie de museo público. Fue cuando asumió su conducción Guillermo Agustín Mallea, tercera generación de notarios de esta familia, apasionado por la historia del país. Según contó María Claudia, una de sus tres hijas, no se conformó con ser profesor de Historia del Derecho Argentino, se dedicó también a reunir documentos e imágenes que relatan algunas curiosidades del pasado. Entre las obras que él mismo calificaba como ‘más valiosas‘ se encuentra un acta de defunción de 1881 donde el notario, además de certificar la muerte de una persona, describía su estilo de vida con frases como ‘era muy amante de las bebidas y muy dado a las galanterías amorosas‘. Otros de los documentos históricos expuestos en la escribanía es una escritura realizada en 1839.

‘Mi abuelo tenía estos documentos, pero fue mi papá quien decidió enmarcarlos y colgarlos a la vista de todos en la escribanía. Era fanático de la historia del país y seguidor de Juan Manuel de Rosas, por eso encargaba a una editorial de Buenos Aires que todos los meses le mandara una publicación que traía en cada número un dibujo coleccionable con los diferentes uniformes que usaron los soldados durante el mandato de Rosas‘, contó María Claudia Mallea.

Estos dibujos, 35 en total, están colgados en la escribanía donde se han convertido en una atracción y en material de estudio.

Analía, la secretaria del lugar, contó que a veces van algunas madres a consultar los dibujos de estos uniformes para completar la tarea escolar de sus hijos. Y que muchas personas entran sólo para admirar la colección.