El viento Zonda y el calor no impidieron que miles de familias concurrieran ayer al Estadio Cubierto Aldo Cantoni con un motivo común y especial: festejar la presencia de Dios en cada uno de sus hogares. Y vivieron la jornada como una verdadera fiesta. Bailaron, cantaron y gritaron hasta el momento en que Monseñor Alfonso Delgado comenzó a celebrar la Santa Misa. Este encuentro familiar cristiano se dio en el marco de los 175 años de la Arquidiócesis de San Juan de Cuyo.

Los organizadores del evento no pudieron calcular cuántas familias participaron del encuentro. Pero el estadio estuvo repleto.

Es que hasta representantes de comunidades religiosas de todos los departamentos alejados llegaron para participar de esta fiesta. Todos con el mismo fervor y entusiasmo. A tal punto que este Jubileo de Familia, como se llamó a este encuentro, pudo confundirse por momentos con un recital de algún artista muy famoso. La gente cantó, aplaudió y teatralizó cada una de las canciones que interpretó el coro integrado por chicos de Don Bosco y de María Auxiliadora, dificultando un poco la tarea de los sacerdotes que en las cuatro esquina del estado estaban confesando.

Pero este coro no fue el único en desatar la alegría en el lugar. La gente se divirtió viendo a Doña Jovita, que no pudo estar presente en el evento por una cuestión de agenda, pero que no quiso dejar de participar aunque sea a la distancia. Envió un video donde se la pudo ver cantando canciones referidas a la vida diaria y en familia.

También los grupos de Acción Católica de las diferentes parroquias se llevaron los aplausos de los presentes cuando sobre el escenario demostraron su destreza para cantar, bailar y actuar. Siempre ante un público entusiasta que permaneció casi todo el tiempo que duró la fiesta de pie para poder saltar y moverse al son de la música. Si los presentes hasta improvisaron algunos pasos cuando ingresaron al predio los danzantes de las diferentes parroquias con sus bombos y redoblantes.

"Esta es una verdadera fiesta en la que celebramos la vida, el amor de la familia y el amor que Dios puso en cada hogar. No paremos de festejar". No hizo falta esta recomendación del padre Román Becerra, uno de los encargados de dirigir el evento, para que la gente continuara la fiesta. Sus palabras casi no se escucharon por los cánticos de los jóvenes en las tribunas que, con bombos, carteles y canciones, hincharon por la parroquia a la que representaban.

Monseñor Delgado comenzó la celebración de la misa y la fiesta continuó. Y en familia. Padres e hijos juntos formaron colas interminables para comulgar. Y cada comunidad religiosa se llevó una imagen de la Sagrada Familia como souvenir.