El terremoto ocurrido en Chile en febrero, el quinto más poderoso en el mundo, abrió una grieta en el suelo visible a lo largo de 500 kilómetros de la costa, según un artículo que publicó ayer la revista Science.

El equipo de investigadores de la Universidad de Chile observó directamente la ruptura superficial que dejó el terremoto en la región Sur central chilena y que marcó una magnitud de 8,8 grados.

Los científicos llegaron a la conclusión de que los desplazamientos verticales del suelo fueron el resultado de la liberación de la elasticidad acumulada entre las placas tectónicas desde el terremoto de febrero de 1835 en Concepción, que causó un maremoto.

Los desniveles en el suelo miden de 1 a 2,5 metros y pueden verse a lo largo de un segmento de unos 500 kilómetros "identificado como la máxima longitud de la ruptura cosísmica", señala el artículo. Los bordes de las áreas levantadas muestran algas sobre una costra de corales muertos y proporciona una referencia clara para la medición del empuje ascendente del movimiento sísmico.

"Considerando que la convergencia de las placas tectónicas es ahora de unos 6,8 centímetros por año, nuestro modelo de deslizamiento, de 10 metros, es levemente menor que el de 11,9 metros esperado de un acoplamiento pleno de las placas desde el último terremoto en esta región hace 175 años", indica el artículo.

Las observaciones y los modelos elaborados por los científicos "indican que la mayor parte de la tensión acumulada durante el ciclo sísmico se liberó elásticamente con el terremoto del 27 de febrero", concluye el artículo.