Se llevan 14 meses y emanan una conexión especial, pero no sólo por ser hermanos; sino porque también -propuesta va, cámara viene- descubrieron que comparten la pasión por el cine. Y ambas cosas quedaron plasmadas en Caíto, el film que se presentó ayer en San Juan, en el marco del festival Unasur. Aún no estrenada comercialmente (podría ser en noviembre), la cinta que reúne al ya bien conocido Guillermo Pfening y a su hermano Luis, que narra una historia casi autorreferencial sobre el amor entre dos hermanos, que aborda la capacidad motriz diferente de Luis, donde no falta la emoción, pero que -subrayan- está exenta de golpes bajos; de hecho tiene una buena cuota de humor.
En la habitación de un hotel céntrico, a la luz del radiante sol sanjuanino, la dupla conversó con DIARIO DE CUYO sobre esta película producida por Pablo Trapero, que nació como un corto (fue seleccionado entre los 10 mejores de la última década del cine argentino) y luego se convirtió en su ópera prima.
"Empezó todo en 2004 cuando hice un corto para el concurso Georges Méliés, ganamos el primer premio, viajamos a Francia; y como anduvo bien le propuse seguir. Empezamos a escribir un guión, al comienzo pura ficción, después más autorreferencial. Hoy la peli es una mezcla de ficción, documental y backstage del rodaje. Y la verdad es que me gustó mucho trabajar con Luis, descubrí un actorazo, es la revelación de la película", comentó relajado Guillermo, a quien el viernes se lo verá en una participación en Graduados (uno de los renglones de su abultada agenda, que incluye inminentes actuaciones en cine, TV y teatro) y que escucha atentamente cuando su hermano toma la palabra.
"Nunca me imaginé la repercusión, ni que fuera semejante producción cuando grabamos…. Yo creía que era algo mucho más casero, que iba a ser una camarita y una diversión de mi hermano con un grupo de amigos… pensaba que iba a ser un grupo de hippies que me venía a arruinar la siesta", comenta con natural humor Luis, que asegura que le gustó lo que vio en pantalla y que, reconoce, tuvo algunos privilegios durante las grabaciones. "Creo que hay cosas que a otro director no se las hubiera podido decir… he puesto los puntos de vez en cuando", sonríe, mucho menos preocupado que Guillermo por su propia exposición. "El cuidado más que todo pasaba por ver dónde enfocaba cuando me bañaba", bromea.
"Hemos tenido nuestros berrinches -dice Guillermo, mirando a su co-equiper de manera cómplice-, así que esta película podría haber destruido el vínculo de la hermandad. Hoy no sé hasta dónde lo fortaleció, pero al menos no lo destruyó", suelta el director, más identificado con propuestas comprometidas que divertidas, y que no ahorra en chanzas hacia Luis. "Ahora estoy por filmar otra película, te puedo dar un papel si querés, pero no serías el protagonista…" bromean entre risas compartidas.
