Los problemas no son para ocultarlos sino para asumirlos y combatirlos. Esta lógica se aparta de la realidad de la inflación creciente en nuestro país. Tal es la demostración de que no se pretende reconocer la situación, y por tanto no revertir, son las afirmaciones del ministro de Economía, Amado Boudou, en su exposición en la Cámara de Diputados de la Nación al negar la existencia de inflación. Para el funcionario lo que hay es "cierta tensión en los precios", nada más.
Ese mismo día, en horas tempranas, el titular de la Confederación del Trabajo (CGT), Hugo Moyano, quiso demostrar su condición de ser el único aliado del Gobierno capaz de denunciar que hay inflación sin recibir la reprimenda de Cristina y Néstor Kirchner. En declaraciones radiales, Moyano afirmó que "la inflación es una realidad que se palpa todos los días". Pero al parecer, la reprimenda oficialista se habrá hecho sentir para que horas más tarde el líder camionero tuviera que negar lo que antes denunció, diciendo que "en un país que crece, la inflación no es mala".
Lo cierto es que por cuarto mes consecutivo, en marzo la inflación se ubicará por encima del 2 por ciento. Mientras tanto, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner continúa sus discursos mostrando los méritos del modelo económico implementado por su marido y ella. Según sus afirmaciones, en doscientos años de historia económica Argentina nunca creció como en esta gestión. En uno de sus últimos mensajes, hablando de políticas económicas, la presidenta sostuvo que no hay que dejar que nos vendan gato por liebre, ya que según ella, el matrimonio Kirchner escribió su propio manual de crecimiento que son las pautas para mejorar el bienestar de la población.
Pero hay ciertos datos del Indec sobre los costos para alimentar a una familia, que merecen una mención. Por ejemplo la denominada canasta básica es decir la cantidad de alimentos que debe consumir una persona con un mínimo de requerimientos kilocalóricos y proteicos para no desnutrirse. Según el Indec, en el mes de febrero pasado una familia tipo -cuatro integrantes-, puede alimentarse con las proteínas y calorías necesarias con un presupuesto mensual de 515,59 pesos. Para el ente oficial, una familia de estas características no es indigente y puede comer adecuadamente con 17,18 pesos por día.
Resulta evidente que esto no es real, sino tan virtual como lo que hace pocos días la misma presidenta denunciaba. Además, es una afrenta para millones de argentinos que viven en la pobreza, y que al mismo tiempo padecen directamente el impuesto de la inflación.
