El barrio de Puerto Madero, tal como se lo conoce hoy del otro lado de los cuatro puentes que lo unen a la Capital Federal, fue en su origen un apéndice portuario alrededor de los diques y de las Dársenas Norte y Sur que conformaron una isla bautizada Demarchi. Durante muchos años, cuando la operación portuaria se trasladó a Puerto Nuevo, el predio de la isla grande, que se extiende desde Retiro hasta La Boca fue un terreno abandonado, lleno de yuyos, ratas y basura. Sin embargo, antes de esa realidad, el lugar fue sede de un enorme complejo agro industrial, con fábricas, astilleros, plantas químicas y silos de granos.

Según se cuenta en las crónicas, la isla no tenía el formato actual, ya que el Riachuelo torcía su curso hacia la altura de la calle Belgrano.

En 1882, los proyectos de Luis Huergo y de Eduardo Madero compitieron para que la ciudad hiciera un puerto con dársenas abiertas al Río de la Plata o la sucesión de diques cerrados, interconectados mediante puentes, respectivamente. Cuando se aprobó el proyecto de Madero, se firmó un contrato que ascendía a 20 millones de pesos oro sellado. Las obras comenzaron el 1 de abril de 1887 y finalizaron el 31 de marzo de 1898.

Hacia el final de la obra se cambió el curso del Riachuelo y se lo hizo desembocar de modo recto al Río de la Plata, aprovechándose el cauce original, tras un relleno, para extender la Dársena Sud y el resto del puerto. Así quedó formada hacia el Sur una isla más pequeña que, en gran parte, se destinó a la instalación de talleres de la entonces Dirección de Vías Navegables y que conservó el nombre de Demarchi.

Con el tiempo, a la zona aledaña se le agregó el Balneario Sur (1918) y hacia el Riachuelo se hicieron rellenos para la Central Costanera y Tandanor, que son los terrenos que se van a utilizar para instalar el nuevo Polo Audiovisual. Hacia la década del ’60 se sumó más hacia el Río de la Plata, una nueva isla artificial a la que se accede por dos puentes, la Ciudad Deportiva de Boca Juniors, creada por el dirigente Alberto J.Armando que quiso financiar con el aporte de muchos socios adherentes. Pese a sus esfuerzos, nunca pudo inaugurarse allí un estadio y hace unos pocos años esos terrenos fueron vendidos. Junto a este valioso predio se asentó la Villa Rodrigo Bueno que, pese a las promesas de varios intendentes y jefes de Gobierno porteño, aún sigue allí. En la década del 80, varios rellenos del río junto a la Costanera Sur formaron la Reserva Ecológica, al norte del viejo Balneario Municipal, ya en desuso. Desde 1989, todo el desarrollo de la zona quedó a cargo de la Corporación Antiguo Puerto Madero, que recicló el barrio, hoy poblado de torres, cuyo valor por metro cuadrado es el más caro de Buenos Aires.