No fue fácil el tema por el que tuvo que pasar el Gino. Por primera vez en su carrera deportiva afrontó una lesión tan complicada y por mucho tiempo la pasó mal esperando esa operación que por fin llegó en estos últimos días.
En ese trámite hubo apoyos importantes como los de su esposa Natalia -en forma incondicional- y el amor de su hijita Giovanna, de 4 años y medio, que lo mimó demasiado. Pero otros nombres no podían faltar en la gratitud del Gino Laciar, empezando por su amigo Tati Pizarro, el doctor Javier Rodríguez, el kinesiólogo Bocelli, el doctor Daniel Luque, la dirigencia del club Unión de Villa Krause, en especial del señor Rubén Moreno, y el respaldo del SEP (Sindicato de Empleados Públicos), encabezado por José Díaz, quien colaboró desinteresadamente en todo lo necesario para la intervención quirúrgica. Todo un combo de colaboración y amistad.
