El mármol verde es una piedra semipreciosa poco conocida por el mundo genérico de la minería. Sin embargo, es una roca única en el mundo y es propia de la localidad puntana de La Toma, ubicada en San Luis. Esta provincia de rica tradición minera concentra la mayor producción de ónix del país. La mayoría de los pobladores de La Toma y sus alrededores tienen una estrecha relación con el mármol verde, ya que es parte de su vida cotidiana. Es tan importante dentro de la economía, cultura e historia de sus pueblos, que la localidad recibe la denominación de “Capital nacional del mármol ónix”.

El mayor uso que se le da a esta roca semipreciosa es la explotación y manufactura del ónix verde, mediante la elaboración de innumerables formas de artesanías. En primera instancia los artesanos se dirigen a la cantera con el propósito de seleccionar las piedras a utilizar según sean las piezas que desean crear. Posteriormente los artesanos van cortando la roca sobre fuertes discos de metal. Una vez lograda la forma deseada, pasan a una especie de piedras limadoras que permiten dar los movimientos y suavidad a los extremos de la artesanía, para luego realizar los lavados que requiere la piedra para resaltar su brillo y coloración.

Las artesanías en ónix son una fuerte tradición en la localidad puntana de La Toma, y la mayoría de los artesanos trabaja la roca junto a su familia, heredando una artística pero sacrificada tarea. Luego de la elaboración, las esculturas son exhibidas en sus talleres y vendidas en su mayoría a los vendedores de artesanías de las localidades cercanas. “Es una forma de que nuestros productos puedan ser vistos por los turistas, ya que por lo general no llegan hasta las inmediaciones de las canteras donde nosotros trabajamos”, comentó un artesano del pueblo Mármol Verde, ubicado a 80 kilómetros de la localidad Potrero de Los Funes, provincia de San Luis.

El ónix u ónice calcáreo es explotado en La Toma desde fines del siglo pasado y procede casi en su totalidad de las canteras Santa Isabel y Córdoba. Se considera que dichas canteras son frentes de un mismo yacimiento, en razón de sus similitudes geológicas y de los escasos 100 metros que la separan. “El ónix es nuestra piedra representativa, nuestra forma de vida y también nuestro sustento, ya que es un importante factor económico junto con la minería en general de esta zona”, explicó Gladis Arce, artesana de ónix y otras piedras, oriunda de La Toma. Y agregó: “Generalmente lo que más hacemos son joyas, ceniceros, lámparas, animales, frutas, trofeos, rosarios, mesadas, tableros y piezas de ajedrez. Los productos que exportamos generalmente los realizamos por encargo, como mesas, mesadas y otros”.

Hay versiones históricas que sostienen que fue el Perito Francisco Moreno quien por primera vez reconoció la importancia económica del ónix de San Luis a fines del siglo pasado. Fue cuando circunstancialmente pasó por el paraje llamado El Pantano, mientras realizaba un peritaje sobre los límites entre San Luis y La Rioja. En esa oportunidad, llamó su atención el color verde de algunas piedras que integraban las pircas de la comarca. También propulsó a los propietarios del campo a la búsqueda y explotación de dicho mármol verde, facilitando posteriormente contactos comerciales con Estados Unidos y Alemania.

La crisis financiera mundial que afecta al sector minero desde mediados de 2008 no fue ajena a la explotación de mármol verde. Las ventas y extracciones disminuyeron considerablemente, lo que afectó a los pobladores que trabajan este material. “Durante un tiempo importante estuvimos bastante mal, pero actualmente el sector minero se está reactivando lentamente”, comentó el ingeniero en Minas Hugo Ponce, ex jefe del área Desarrollo de Pequeñas y Medianas Empresas Mineras de San Luis, actual profesor de la Universidad Nacional de San Luis.