El 24 de noviembre del año 2000, en San Juan empezó a germinar la semilla del descontento social con la Alianza. Una multitud de empleados estatales adhirió a un paro nacional convocado por la CGT y la CTA y salió a las calles céntricas para protestar contra el ajuste salarial que proponía la gestión de Alfredo Avelín con el objetivo de reducir el déficit que arrastraba la provincia. La misma receta había usado unos años antes Jorge Escobar y que había desatado incidentes y fuertes quejas de los opositores.

La marcha impuso un antes y un después. Desde el llamado sanjuaninazo, ocurrido en 1995, fue la primera vez que la gente copó masivamente las calles y felizmente no hubo incidentes. A partir de ahí, nada sería igual para el Gobierno aliancista, que el año anterior se impuso en las urnas revirtiendo el dominio justicialista de casi una década.

Los manifestantes se dirigieron en cuatro columnas hacia el centro de la ciudad y confluyeron en la Legislatura. De la marcha participaron unas 15 mil personas y en la esquina de la Cámara de Diputados esperaban una 3.000 más. Allí repudiaron el ajuste que el Ministerio de Economía había recomendado como receta para contener el gasto público y desde UDAP y ATE, los gremios que más personas aportaron a la concentración, prometieron darle continuidad al plan de lucha para resistir cualquier intento de achicamiento de haberes.

En Casa de Gobierno había temor de que la situación se saliera de control y montaron un megaoperativo de seguridad afectando a 450 efectivos policiales. No sólo contaron la manifestación, sino los 50 piquetes que literalmente sitiaron la ciudad en la mañana de aquel viernes de noviembre. Incluso, una gran parte de los comerciantes cerró sus puertas por miedo a incidentes y el centro se vio prácticamente despoblado.

Las protestas siguieron y la gestión de Avelín, que se tras la protesta ratificó la medida, finalmente tuvo que dar marcha atrás. Aunque a esa altura, su Gobierno ya no gozaba de la misma salud. +Apostábamos a un cambio y nos encontramos más de lo mismo+, recordó la por entonces titular de UDAP, Ana María López.

Avelín terminó siendo destituido en el año 2002, en medio de una profunda crisis económica e institucional y con atrasos de 3 meses en el pago de sueldos. En los días previos hubo otra marcha que juntó a unas 15 mil personas para pedir que se vaya y fue protagonizada por los gremios estatales, los mismos que se habían resistido al ajuste.