El conocido caso de la “mafia de las 4×4” estalló el 12 de julio del año pasado. Ese día, policías de Robos y Hurtos encontraban en una finca de Ullum una máquina retroexcavadora que había sido robada el día anterior en Mendoza. Y no fue sólo la máquina: en el lugar se toparon con dos desarmaderos clandestinos de 4×4, motos y otros vehículos robados. Desde ese momento, el responsable de la bodega y la finca donde estaba la principal sede de la maniobra, Guillermo Criscuolo, quedó bajo sospecha y hasta hoy sigue prófugo.

Igual, el caso derivó la imputación de al menos 20 personas más (incluidos varios empresarios), el secuestro de más de 30 vehículos (al menos 25 doble tracción robados) y gran cantidad de autopartes que los llevaron a sospechar en un robo a gran escala de vehículos para ser usados como mellizos o para la venta de autopartes a menor costo que en el mercado legal. La juez del caso, María Inés Rosselot, ahora debe resolver.