Hubo que golpear puertas, cruzar un sinfín de veces la cordillera, enfrentarse a los cambios de gobierno de un lado y otro de los Andes, hacer lobby, gestionar audiencias, buscar inversores y hacer un trabajo de hormiga para que el proyecto interesase y pudiera ubicarse entre las obras prioritarias del país, para así llegar al día histórico en que la presidenta Cristina de Kirchner y su par chileno, Felipe Piñera, firmaran la autorización para lanzar el proceso de construcción del Túnel de Agua Negra, el pasado 16 de marzo.
No fue fácil allanar el camino. Y si bien el optimismo comenzó a gestarse hace 8 años, durante las primeras declaraciones del entonces presidente chileno, Ricardo Lagos, a favor del proyecto binacional, tuvo que pasar mucha agua bajo el puente para dar luz verde al llamado a licitación.
No es una exageración decir que Gioja se puso al hombro este proyecto desde que asumió su primera gobernación. El fue quien buscó financiamiento para llevar adelante los estudios económicos, técnicos y ambientales de la megaobra, hasta llegar a la licitación. Leopoldo Bravo, en 1965, le dio el puntapié inicial a la primera conexión física con el país vecino.
La estrategia política fue fundamental en todas las tratativas. Pero la historia estuvo empañada por la incertidumbre que acarrearon los cambios de gobiernos en ambos lados de la cordillera. Así, el 2005 estuvo teñido de dudas respecto al apoyo de Chile. Pero Gioja no tardó en inmiscuirse en reuniones binacionales y buscar el apoyo de Córdoba y Santa Fe, ya que para ambas provincias, el Corredor Bioceánico era política central de Estado. El alivio llegó en 2006, cuando la flamante presidenta chilena Michelle Bachelet, al presentar su plan de gobierno, puso entre sus prioridades a Agua Negra. El apoyo de la chilena se hizo más palpable cuando se encontró con su par Néstor Kirchner y en una reunión con gobernadores argentinos puso fichas a la obra.
ALLANAR EL CAMINO
El cambio de gobernantes en la IV Región también generó incertidumbre, hasta que el recién asumido intendente Ricardo Cifuentes dijo que apoyaba la integración. El respaldo del Gobierno argentino vino un año después cuando el ministro de Planificación, Julio De Vido, puso al Paso Internacional a Chile por San Juan, entre las prioridades en las negociaciones para el próximo préstamo que el Banco Mundial le otorgaría para obras viales. Esto fue el alivio tras las versiones que empezaron a circular sobre la pérdida de condición de prioritaria para la obra en territorio argentino.
Entonces vino la autocrítica por parte del país vecino. Chile admitió que estaba retrasado con el estudio de prefactibilidad económica y algunos funcionarios lo atribuyeron a un sistema político demasiado centralizado. Ese mismo año el gobierno sanjuanino buscó levantar el perfil de la obra, buscando reunir a figuras políticas de relevancia, de ambos países. La asunción de Ginés González García, como embajador argentino en Chile, le dio otro impulso a las relaciones, volviendo a poner a Agua Negra como una prioridad. Este fue el puntapié para que se diera una reunión cumbre sin precedente en el 2008. Ese año, Gioja y Bachelet tuvieron la cita política más vital para el túnel. Así, por primera vez, un presidente trasandino expresó apoyo concreto para que se llevara a cabo la obra binacional. Además fue la primera audiencia concedida a un gobernador de San Juan en la historia. Por primer vez la presidenta chilena le puso fecha al proyecto binacional. Sirvió también para motorizar más inversión en obras conexas al túnel. Ese mismo año, Lula Da Silva recibió durante casi una hora a Gioja en su despacho de Brasilia, en una visita histórica, le dio apoyo a Agua Negra.
Pero otra vez la montaña rusa de las negociaciones volvió a un descenso brusco con las elecciones presidenciales en Chile. Todo se volvió a calmar cuando el entonces candidato a presidente, Felipe Piñera, mostró su apoyo al túnel. Poco después, un grupo de empresarios de San Juan y de la IV Región conformaron el Frente Agua Negra.
Fue en el 2009 cuando Agua Negra tuvo un impulso inédito. Finalmente se consiguió incluir a la obra en el protocolo adicional al Tratado de Integración que firmaron las presidentas Bachelet y Cristina de Kirchner. Fue el tratado de Maipú, un acuerdo de integración y cooperación, sin precedente entre países de Latinoamérica, que constaba de tres protocolos. Uno de ellos era para Agua Negra y la IV Región y para hacer más operativo el túnel en la cordillera.
Es así que un año después nació una comisión binacional clave para el túnel y que se convirtió en el Ente Binacional Paso de Agua Negra, cuyo objetivo era tener a cargo la coordinación de todos los trámites para avanzar con la obra. Esta creación fue vital porque se hace cargo de todo lo que tiene que ver con el proyecto de la obra y así avanzar con el túnel.
