Buenos Aires.- Karla Jacinto es una joven mujer mexicana sobreviviente de la trata de personas que se animó a contar su dura historia de abusos. Según sus propios cálculos, fue violada 43.200 veces después de caer en las manos de traficantes de personas.

Karla sostiene que hasta 30 hombres por día, los siete días de la semana, durante gran parte de cuatro años… 43.200. Confesó que fue abusada desde que tiene memoria y que se sentía rechazada por su propia madre. "Vengo de una familia disfuncional. Fui abusada sexualmente y maltratada desde los 5 años por un pariente", dice.



Cuando tenía 12 años, se convirtió en objetivo de un traficante que la atrajo usando palabras amables y un auto lujoso. Karla dijo que estaba esperando a sus amigos en la Ciudad de México, cuando un pequeño niño que vendía golosinas se acercó y le dijo que alguien le enviaba un caramelo de regalo.



Cinco minutos más tarde, un hombre de mayor edad le empezó a hablar y le dijo que era vendedor de autos. La incomodidad inicial desapareció en cuanto el hombre le empezó a decir que él también había sido abusado cuando era niño. También era muy afectuoso y caballeroso, recuerda.



Intercambiaron números telefónicos y cuando él la llamó una semana más tarde, Karla dijo que se emocionó. Él le pidió que lo acompañara a dar un paseo al cercano Puebla y la deslumbró cuando llegó conduciendo un brillante auto de color rojo. "Cuando vi el auto no lo podía creer. Estaba muy impresionada por tan grandioso auto. Fue emocionante para mí. Él me pidió que me subiera al auto para ir a pasear", dijo.



No le costó mucho al hombre, quien era 10 años mayor que Karla, convencerla para que saliera con él, especialmente después de que la madre de Karla no le abrió la puerta una noche cuando llegó un poco tarde a la casa. "Al siguiente día me fui con él. Viví con él por tres meses y durante ese tiempo me trató muy bien. Él me amaba, me compraba ropa, me daba atención, me traía zapatos, flores, chocolates, todo era hermoso", confiesa Karla en CNN.



Karla añade que su novio solía dejarla durante una semana en su departamento. Los primos del muchacho solían llegar con chicas todas las semanas. Cuando ella finalmente tomó valor para preguntarle en qué tipo de negocio estaba, él le dijo la verdad. "Ellos son proxenetas", le confesó.



"Unos días después me empezó a decir todo lo que tenía que hacer; que necesitaba cambiar, las cosas que tenía que hacer con los clientes y por cuánto tiempo, cómo tenía que tratarlos y cómo hablarles para que me dieran más dinero", dijo Karla. Ese fue el inicio de cuatro años de infierno.



"Algunos hombres solían reírse de mí porque yo lloraba. Tenía que cerrar mis ojos para no ver qué me estaban haciendo, así no sentiría nada", recuerda Karla. No había feriados ni días libres y después de algunos días, la obligaron a atender a por lo menos 30 clientes al día, siete días a la semana.



Un día, cuando ella estaba trabajando en un hotel conocido por prostitución, la policía apareció. Pensó que sería su día de suerte… una operativo policial para rescatarla. Pero su alivio rápidamente se transformó en horror cuando los agentes, alrededor de 30 dice ella, se llevaron a las chicas a diferentes habitaciones y empezaron a grabar un video de ellas en posiciones comprometedoras.



Les dijeron a las chicas que los videos serían enviados a sus familiares si no hacían todo lo que les pedían. Karla tenía 13 años en ese entonces. Karla dio a luz a una niña cuando tenía 15 años… una beba engendrada por el proxeneta que utilizaría a su hija para apretar la soga alrededor de su cuello: si ella no cumplía con sus deseos, él le haría daño o mataría al bebé.



El sujeto le llevó a la beba por un mes después de que nació y mas tarde no le permitió ver a la niña por más de un año. Jacinto finalmente fue rescatada en el 2006 durante una operación contra el tráfico en la Ciudad de México. Su terrible experiencia duró cuatro largos y tormentosos años. Todavía era menor de edad, apenas tenía 16 años cuando todo terminó.