La imagen se repitió a lo largo del día. Una multitud formó ayer fila a lo largo de casi dos kilómetros en los alrededores de Plaza de Mayo para llegar a la capilla ardiente para despedir al ex presidente Néstor Kirchner, el peronista que dominó la política del país en la última década.
Los restos de Kirchner, que murió el miércoles en la sureña localidad de El Calafate a raíz de un ataque al corazón, eran despedidos en una ceremonia de Estado a la que asistieron 8 presidentes latinoamericanos.
El cuerpo del ex mandatario será velado hasta las 10 de la mañana en la Casa Rosada y posteriormente será trasladado al Aeroparque en un cortejo fúnebre que recorrerá las avenidas Leandro N. Alem, Córdoba, 9 de julio y Libertador y luego por Salguero a la Costanera hasta la base militar del aeroparque metropolitano.
Un recorrido que podría demorar horas si, como es de esperar, la multitud se lanza a la calle a despedir al ex mandatario argentino en su último paseo por Buenos Aires.
Una vez en el aeropuerto capitalino, los restos mortales de Kirchner serán trasladados a Río Gallegos (2.636 km al Sur de Buenos Aires), donde otra caravana popular escoltará la comitiva oficial hasta el cementerio local.
En el cementerio, según adelantó ayer el vicegobernador de la provincia de Santa Cruz, Hernán Martínez Crespo, sólo la familia y el círculo más íntimo asistirá a un breve responso y al sepelio del ex presidente en una bóveda familiar.
La presidenta Cristina Fernández, de luto riguroso y junto a sus hijos, Máximo y Florencia, estuvo horas de pie ante el féretro con el cuerpo de su marido y socio político, recibiendo gritos de aliento, aplausos y abrazos de admiradores, de mandatarios sudamericanos y del astro del fútbol Diego Maradona.
Como una guardia pretoriana, ministros, gobernadores, sindicalistas, artistas, legisladores, funcionarios y dirigentes de organizaciones de derechos humanos rodearon el ataúd, asistiendo al lento paso de las miles de personas que acudían a rendir tributo a Kirchner.
Analistas políticos especulaban indicando que la desaparición física de Kirchner abriría una lucha por el control del PJ, el cual lideraba, y también que comenzaba una sorda batalla para influir sobre la presidenta Fernández.
Abrazo sudamericano
Presidentes sudamericanos participaron de los homenajes a Kirchner, quien también era secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). Inácio Lula Da Silva (Brasil), Hugo Chávez, (Venezuela), Evo Morales (Bolivia), Fernando Lugo (Paraguay), Juan Manuel Santos (Colombia), Rafael Correa (Ecuador), José "Pepe" Mujica (Uruguay)y Sebastián Piñera (Chile), rindieron tributo al ex presidente argentino.
Kirchner, quien tenía 60 años, era considerado el político más poderoso de Argentina.
El país recibió la noticia de su fallecimiento con sorpresa y consternación, pese a que los problemas de salud del ex mandatario se habían convertido en recurrentes. "Quédate tranquilo Néstor, Cristina sola no está. Están los trabajadores que la vamos a cuidar", cantó un grupo de sindicalistas en la plaza, sede de históricas manifestaciones de protesta y festejos del pueblo argentino.
