No fue fácil entrar al lugar donde se iba a hacer la fogata de la que saldrían las brasas para realizar la caminata. Hubo que atravesar algo parecido a un laberinto hecho con tela metálica para recibir la bendición de Luis Paredes. “Nada es fácil”, dijo el hombre, para justificar el extraño recorrido que a simple vista no tiene explicación. Después hubo que rezar durante más de una hora, esperando que la fogata de varios metros de altura se consumiera. “¿Quieren exorcismo? Digan su nombre”, dijo varias veces Paredes, que estaba apostado arriba de un escenario y con un micrófono en la mano. La gente estaba con las antorchas entre las manos, esperando el momento de la caminata. Pero el del jueves por la noche no fue un fuego más. “Es una noche trabada. Hay que poner todo el espíritu para contrarrestar el mal”, agregó el hombre. Según Paredes, esto depara un futuro con muchos acechos y tempestades. “Hay que tener más fe que nunca”, dijo.

Después vino el ritual de sanación y el exorcismo. Mientras tanto, las llamas parecían alcanzar la Luna llena. Fue en ese momento que se pidió a los asistentes que pidieran tres deseos. Así, entre rezos y gritos de “viva San Juan Bautista”, la gente se acomodó por el lado de afuera del corral para ver cómo los creyentes iban a caminar sobre las brasas. “Ayer encontré en este lugar dos bolsas de excremento. Sé que hay gente que quiere que esto no se lleve a cabo. Pero igual vamos a seguir”. Con esa frase, Paredes terminó de dar aliento a los que se iban a animar a completar el ritual.

Casi 50 personas, en grupos de 6, atravesaron las brasas al menos dos veces, después de correr en círculos y recibir la previa bendición del organizador y besar la tierra. Después de la primera pasada, la mala energía se destrabó, según dijo el mismo Paredes, que fue el que abrió la caminata. Minutos antes, tres mujeres recorrieron el círculo de brasas, mientras rezaban. “Está todo muy cortado. Hay que rezar más”, dijeron mientras se retiraron del predio con lágrimas en los ojos.

Si el reloj no hubiese avanzado tan de prisa, habrían sido más las personas en caminar sobre las brasas. Muchos fueron los que se quedaron con las caras largas. Pero el ritual tuvo que llegar a su fin antes de la medianoche, es decir, antes de que terminara el día del Bautista.