Cruzar por la esquina de Cereceto y Tucumán, frente a la Plaza Juan Jufré, provoca ardor en los ojos y dificultad para respirar. Justo en esta intersección hay una obra inconclusa de OSSE que genera una polvareda insoportable. Los vecinos de la zona dijeron que hace unas dos semanas los obreros dejaron de trabajar, pero que nunca volvieron para recoger los escombros y la tierra que quedó como saldo del trabajo. Y que desde entonces deben convivir con el terregal que provocó hasta trastornos de salud a algunos de ellos.
María Pascual dijo que por causa de esta tierra se complicó el cuadro alérgico de sus hijos a quienes ahora debe aplicarles a diario un antihistamínico cuando antes sólo era durante los cambios estacionales. También dijo que tiene que ‘poner trapos húmedos debajo de puertas y ventanas para evitar que ingrese tierra al interior de su casa. ‘No podemos ni respirar. La polvareda es permanente porque esta esquina es muy transitada. En las noches apenas se ven las luces de los autos que pasan por acá a causa de la tierra. Es una molestia y un peligro’, dijo la mujer.
Por su parte Alejandra Reinoso se quejó de las pérdidas económicas que le provoca la polvareda. Dijo que desde que debe convivir con este problema bajaron considerablemente las ventas en su tienda. ‘Tuve que sacar las prendas de bebé de la vidriera para evitar que se llenaran de polvo y se arruinaran. Entonces las mamás, como no ven este tipo de ropa, pasan de largo y no entran a comprar. Antes del problema de la tierra, yo vendía al menos una prenda de bebé por día y ahora ninguna. Es que la gente hasta evita pasar por esta esquina para eludir las molestias’, dijo la mujer, mientras una camioneta pasó por la esquina donde está la obra, levantando una gran polvareda que hizo toser a los peatones que circulaban por el lugar en ese momento. Algunos se cruzaron a la vereda Este de Tucumán para alejarse de la tierra, pero esta estrategia dio resultados negativos. Esta vereda también está totalmente cubierta de tierra de tal manera que hasta se hunden los tacos de los zapatos de las mujeres.
‘Así no podemos seguir’, dijo Adriana, empleada del ciber de la esquina, mientras tiró un balde de agua sobre el montículo para tratar de aplacar la polvareda. Dijo que eso no lo hace muy seguido por miedo a que los inspectores de OSSE la descubran ‘derrochando agua en horario prohibido’ y le hagan una multa.
Por su parte, el presidente de OSSE, Cristian Andino, dijo que hace una semana se terminó la obra en esa esquina y que consistió en una ampliación de la red de agua potable. Además agregó que desconocía las molestias que generó la misma en los vecinos. ‘OSSE contrató una empresa para que se haga cargo de la reparación de la calzada una vez que se concluyera la obra. No sabía que aún no reparaban el pavimento del lugar. Me voy a comunicar con los responsables para que solucionen este problema de manera urgente’, aseguró el funcionario.
