Hay quienes cuestionan el uso de la palabra maridaje entre comidas y bebidas debido a que muchas parejas precisamente distan bastante de la armonía ideal. Pero bueno, el argumento de quienes la usamos es el mismo: "se trata de algo ideal", y en este caso es posible lograrlo con bastante más facilidad. ¿A qué viene todo esto?. Es que hoy nos toca hablar de platos que no se llevan bien con el vino. Es bien sabido que productos como el alcaucil, la berenjena, los espárragos y los berros no forman una linda pareja con el vino porque los vuelven muy amargos y metálicos. Pero como en las parejas en conflicto, aquí también se trata de buscarles la vuelta, y la solución no es otra que ver en detalle cada ingrediente de las propuestas indicadas por el cocinero para saber como se transformará el sabor original del alcaucil. No obstante desde ya les digo que hay una vino que se "banca" el alcaucil y los espárragos, es el Sauvignon Blanc bien frío. Debe ser por su buena acidez, estructura y final algo amargo (parecido al pomelo rosado), que permite una armonización en la boca.
Sobre todo para la tarta de alcauciles y la ensalada verde, aunque para ésta última cabe hacer una experiencia: Condimentar con un chorrito de este mismo vino. Queda riquísima.
Pero como no todo es color de rosa en esta pareja habrá que buscar alternativas, y una buena opción es la cerveza rubia o roja bien fresca. Su leve amargo matiza en boca en perfecta sinfonía con cualquiera de los platos propuestos.
La razón es sencilla si tenemos en cuenta que el arte del maridaje no es otra cosa que la buena unión y correspondencia entre un plato y un vino, u otra bebida, aumentando o potenciando el placer que aportan ambos por separado, sin que ninguno de los dos se exceda en el protagonismo. Dicho de otra manera,que ambos ganen en calidad y disfrute sin que ninguno quede apagado por el otro.
Es así como se elige el vino adecuado y saben apreciarlo los amantes del buen gusto. Lo mismo ocurre si esta bebida es la cerveza.
Cabe aclarar que si de matrimonios en conflicto se trata, también los sabores muy picantes, que pueden proporcionar el exceso de ajo, la cebolla, las especias tipo chile o los embutidos del tipo chorizo picante, pueden herir o incluso matar aromas y sabores de un buen vino. Las salsas de menta tampoco son recomendables, cambian con su frescor la percepción. Para el resto de los alimentos todo es posible con el vino: Siempre, siempre, como para la mayoría de las personas, se puede encontrar una pareja ideal.
