‘Planté el naranjo cuando nació mi hija, hace treinta años. Me desviví para que se mantuviera en pie y todos los años peleo para que no lo corten. Si es necesario me ataré al tronco para que no lo saquen‘, dijo Alberto Caño, que vive en uno de los monoblock del Consorcio San Martín, en Capital. Esta fue la frase que sobresalió en la discusión que mantuvieron entre sí los vecinos del barrio y con la gente de la administración del consorcio, porque empezaron las tareas de poda y están cortando árboles. Esta es la primera vez que en el lugar hacen una poda profunda y eso despertó posiciones contrarias.
‘No se puede dejar contentos a todos. Me parece bien que corten algunos árboles porque están secos o apestados. Además hay que sacar ramas porque tapan las farolas y de noche esto se convierte en una boca de lobo‘, dijo Agapito Cortez, que vive en el lugar desde hace 30 años. Sin embargo, María Cristina Montenegro opinó que no hacía falta una poda tan agresiva porque en el verano se iban a quedar sin sombra. ‘Dudo que estén haciendo la tarea como corresponde. Prácticamente mutilaron algunos árboles. Además quieren sacar una alameda que no molesta a nadie y sirve para bloquear los vientos‘, agregó la mujer.
Quienes están a favor de la poda y de la erradicación de algunas especies arbóreas, argumentan que cuando empezaron a forestar el consorcio lo hicieron los mismos vecinos y fue de manera desorganizada porque nadie planificó la plantación de los árboles.
El resultado fue que con los años, estos crecieron tanto que sus ramas empezaron a rozar las paredes de los monoblock y en algunos casos quedaron totalmente bloqueadas. Incluso, según contó Martín Zuleta, el secretario de la Administración del Consorcio San Martín, ya tuvieron que reparar tres balcones que se rompieron porque les cayeron encima ramas secas de algunos árboles. En otro sector, hay árboles cuyas raíces están afectando las veredas de cemento y las cañerías de agua. Es el caso del naranjo que está sobre la ventana del departamento de Alberto Caño.
Entre los vecinos que no están de acuerdo con esta tarea, las versiones que más sobresalen son las que tienen que ver con que se quedarán sin sombra en el verano por estar haciendo mal la poda. ‘Yo amo los árboles, incluso soy partidaria de dejar las hojas en el suelo para que se conviertan en abono natural. Pero hay gente que no entiende lo importante que es vivir rodeado de naturaleza‘, dijo Montenegro.
‘El problema es que en las gestiones anteriores de la Administración, nunca prestaron atención a la forestación del lugar. Hay que tener en cuenta que si el árbol está afectando a los departamentos o está seco, se transforma en un peligro, sobre todo en una zona donde los vientos pueden soplar muy fuerte‘, dijo Zuleta. Desde Medio Ambiente de la provincia informaron que cuando la arboleda está dentro de un consorcio privado no se necesita permiso de poda ni de erradicación de árboles. Sin embargo, Zuleta dijo que antes de comenzar la poda los empleados que trabajan en el mantenimiento del barrio, recibieron instrucciones de Medio Ambiente para no cometer errores. ‘No hay cómo conformar a todos los vecinos. Tuvimos dos denuncias contravencionales por este tema, pero desde la Justicia de Faltas las desecharon porque hicimos bien la poda‘, aseguró Zuleta.
El consorcio ocupa unas 7 hectáreas. Hay unos 1.600 árboles y algunos, que están secos, están siendo reemplazados por nuevas especies, dijo el administrador.
