La historia de la princesa etíope convertida en esclava por los egipcios, a la que Giuseppe Verdi le puso música allá por 1871 tuvo una masiva convocatoria de público. Anoche en el Auditorio Juan Victoria no quedaba una sola butaca vacía para la única función de la ópera Aída. La gala comenzó con la impecable ejecución de la Orquesta Sinfónica de la Universidad Nacional de San Juan que preparó al público para los solistas, que conmovieron con sus interpretaciones. Los roles protagónicos de Aída y Radamés recayeron en la soprano Haydee Dabusti y el versátil Juan Carlos Vassallo; junto a Laura Cáceres (Amneris), Cristian De Marco (rey), Enrique Gibert Mella(Amonasro), Marcelo Boluña(Ramfis) y Luciana Méndez (sacerdotisa).

Fue una de las puestas más numerosas que vio San Juan en su corta trayectoría operística, con la participación de los coros de la Ópera de San Juan, Universitario y Vocacional de la UNSJ; sumaron con los músicos más de 250 personas en escena. Por eso fue que el escenario apareció despojado de todo decorado y la ambientación se hizo casi en su totalidad a través de la proyección de imágenes sobre una pantalla en el fondo, delante de los tubos del órgano.

Con la dirección general de Ricardo Elizondo y musical del maestro Enrique Ricci, Aída fue disfrutada, al cierre de esta edición, por una sala colmada que al final, seguramente, aplaudió de pie.