Nada raro. Todo simple: dos líneas de cuatro, dos puntas. Sin sacarla a ras de piso, sin buscar abrir por los costados con la pelota al pie. Directo, frontal.

Así, con ese esquema San Martín terminó llevándose un triunfo que no estaba en los papeles por el presente verdinegro y por el calibre de Estudiantes que venía líder.

Pero, como en el fútbol los partidos se ganan con goles, al esquema sencillito de Garelli se le sumó la efectividad casi absoluta porque en cuatro llegadas, San Martín hizo tres goles.

¿Si alcanza? Seguro que no pero sirve para dar los primeros pasos a una reconstrucción que se necesita en Concepción tras el paso del ciclo Lavallén que dejó mucho para rearmar y varios interrogantes.

Pero algo cambió en San Martín y al menos fue la actitud porque de aquel equipo abúlico que perdió lastimosamente contra Rafaela hace apenas dos partidos atrás, anoche en Concepción lo que sobró fue entrega, actitud, amor propio.

Otra receta, otro técnico y hasta hoy un pequeño invicto de dos fechas con 4 puntos sobre 6 jugados, con el plus de haber bajado al líder Estudiantes, aunque sin jugar del todo bien, sobra para cerrar una mitad de año que invita a una reconstrucción total.