Como todos los domingos, Lautaro Ibazeta, de 4 años, aprovechaba el descanso de su papá Javier para disfrutar a sus anchas de los juegos en la plaza de su barrio, el Natania XV, en Rivadavia. La cercanía con la plaza (vive apenas a una cuadra del lugar) hacía que ese fuera, al menos hasta el domingo pasado, su lugar de juegos preferido. Pero la caída sobre su cabeza de una de las rejas que rodean el paseo y la herida que esto le causó, han hecho que ahora la plaza le dé miedo. Es que mientras jugaba con un amigo del barrio, un tramo de la reja periférica, que estaba suelta y en malas condiciones, se desprendió y cayó sobre la parte posterior de su cabeza y espalda. El resultado fue un corte que requirió de sutura y un golpe que preocupó mucho a sus papás, porque fue bastante fuerte.
"Fue una desgracia con suerte -contó Javier Ibazeta, padre de Lautaro- porque aunque el golpe fue violento, ahora el nene está bien. Pero no va a ir más a jugar a esa plaza, es un peligro para cualquiera. Los juegos están deteriorados y hay muchos que están tan arruinados que son un peligro para los chicos. Es una vergüenza, porque es una plaza integradora, con juegos para chicos discapacitados también, pero así como está, más bien parece una trampa".
La reja que golpeó a Lautaro es parte de la protección que se colocó alrededor de los juegos, justamente para impedir que sufrieran daños. "Pero esto es cosa de todos los días. O rompen los juegos, o aflojan la reja, por el puro gusto de hacer daño, nada más", se quejó el padre del niño. Tanto, que luego de hacer la exposición en la Policía, se encargó de hacer una nota dirigida al intendente de Rivadavia, Elías Alvarez, con la firma de los vecinos del barrio, para pedir que sea el municipio el que se encargue de reparar los daños en el sector de juegos de la plaza. "Acá haría falta vigilancia -agregó Ibazeta- porque desgraciadamente, vienen muchachos del propio barrio y de otros barrios cercanos, que se ponen a tomar alcohol o a drogarse en la plaza y ellos son los que rompen todo lo que hay".
Aunque todavía no había recibido el pedido de los vecinos, el intendente Alvarez aseguró que "ya fueron varias veces las que hubo que ir a reparar esa plaza, por el nivel de vandalismo de la propia gente del barrio y otros que pasan por ahí. Si hay que ir de nuevo, iremos, pero es impensable poner una guardia las 24 horas para que los muchachones no agarren la plaza para ellos. Es una cuestión cultural muy difícil de superar".
Ayer, Lautaro pudo volver al jardín de infantes, pero bajo vigilancia estricta de su maestra y sus padres, debido al fuerte golpe que recibió y a las consecuencias que éste podría tener. Y un poco asustado por el momento que le tocó vivir, aseguró que por ahora no volverá a la plaza.
