En la noche de Halloween -noche de brujas, traducido- San Martín logró algo que necesitaba como la vida misma: Ganar. Y lo hizo mostrando dos caras. Aquella feliz del primer tiempo con la efectividad necesaria para destrabar un partido duro marcando dos goles. Y la otra nerviosa, tirándose atrás en demasía en los últimos minutos y permitiendo que Banfield lo encerrara y hasta le anbotara un gol. Igual, y como balance genérico, el Verdinegro terminó ganando 2-1 para darle más valor a aquel punto que se trajo desde Mendoza. Y también para sumar tres puntos que engrosan su promedio y le sirven para soñar con los 25 que tiene como meta en esta primera mitad.
La noche de brujas afloró cuando el partido había entrado en la recta final. Primero porque Garnero no encontró la tranquilidad que buscaba en sus cambios. Después porque los que estaban en la cancha se fueron retrasando más de la cuenta y permitieron que Banfield se hiciera dueño y señor de la pelota. Y, de frutilla, una jornada poco feliz de Carabajal, que siempre que tocó la pelota se la dio a los rivales pareciendo decididamente embrujado.
El local arrancó bien metido en el partido. En un piso extrañamente pesado le peleó la pelota a Banfield en la zona de gestación y fue más incisivo en el ataque que la visita. Después de la paridad inicial, el Verdinegro metió su primer puñal. A los 12’ Poggi ejecutó un libre, Luchetti puñeteó en lo alto, le cayó a Alvarez que le dio sin suerte, pero el rebote lo tomó Caprari que, de media vuelta, la mandó por debajo al fondo del arco. El gol encendió a todo Concepción. Menos a Banfield, que siguió con un solo punta (Ferreyra) y no se atrevió a desarmarse para buscar el empate.
El local, teniendo menos la pelota, siguió siendo más directo. Tanto que después que Núñez mandara un tiro alto, llegó al segundo grito. Fue a los 37’ cuando López agarró a Penco en el área y el árbitro Trucco marcó penal. El propio Penco lo ejecutó y lo cambió por gol (2-0).
Estaba claro que Banfield buscaría cambiar en el complemento, pero el local no pasó sobresaltos. Hasta que llegaron los cambios que no oxigenaron. Y los errores de Carabajal. Y el descuento de Gómez (antes había tenido una que hizo de “fútbol 5” pero que terminó en las manos de Pocrjnic). Entonces los nervios le ganaron a las intensiones de cerrar una victoria que indudablemente siempre mereció.
Si hasta la gente se preocupó, porque pudo pasar cualquier cosa. Aunque lo importante es que sumó tres puntos y espantó las brujas. Justo en la noche de éstas…
