En la Fiesta del Chivo no sólo hubo entretenimiento para los adultos, ya que los chicos también tuvieron algunas opciones para divertirse. Entre las propuestas, la más destacada fue la yunta conformada por una llama y un pequeño poni. Ambos ataviados con aperos brillosos y monturas coloridas permanecieron quietos a la espera de que algún niño se sentara sobre sus lomos para tomarse una foto. Si bien no todos los chicos que estaban en la fiesta se tomaron una foto con los animales (costaba 40 pesos), todos sí les tomaron fotos a ellos con los celulares y las tablets.

Lo mismo hicieron los adultos que se quedaron maravillados con la belleza de esta yunta. Algunos pagaron por la foto, pero sin trepárseles al lomo para no causarles daño. Posaron junto a ellos.

Los chicos se encargaron de armar el recorrido de la diversión dentro del predio. Armaron las postas de acuerdo a lo que consideraron lo más divertido. Luego de admirar a la llama y al poni, pasaron al castillito inflable que los organizadores instalaron en el patio de la escuela. No tenía capacidad para muchos ocupantes por lo que los niños hicieron fila por más de 15 minutos esperando un turno para subir. De todos modos ninguno se quejó porque cada uno dispuso de 10 minutos para divertirse en este juego.

El circuito de la diversión concluyó en un stand que formaba parte del paseo de los artesanos. Fue en el que uno de los comerciantes expuso diferentes tipos de juguetes, desde pelotas de goma y trompos hasta muñecos de los populares Minions realizados en peluche.

Después del mediodía los chicos agregaron una posta más al entretenimiento. Se sentaron frente al escenario para ver a los niños de las academias bailar folclore. También los fotografiaron para llevarse otro recuerdo de la fiesta.