Los perros empezaron a aullar. Y cuando menos se esperaba, el piso empezó a dar latigazos. Primero hacia arriba, después hacia los costados. El sonido de la araña de cristal colgada en el techo puso la piel de gallina. Y cuanto parecía que la calma volvía, una réplica del infernal movimiento hizo que las gargantas apretadas despidieran más de un grito de terror. Fueron segundos que parecieron no tener fin. Sobre todo porque ante los ojos asombrados, una pantalla pasaba imágenes de cómo San Juan se iba derrumbando ese 15 de enero de 1944 a las 20,52. Esta es la experiencia que vivieron más de 15.000 personas que ya pasaron por el simulador de terremotos que está en el Museo de la Memoria, en Capital, que mañana cumplirá nueve meses instalado.
El simulador imita una habitación de la década del ’40. Pero además hay una pantalla en la que se muestra cómo era la provincia antes del terremoto que la derrumbó completamente. Entrar a ese lugar es una de las experiencias más buscadas por los turistas y por los alumnos que van al museo. "Me lo recomendaron. No podía irme de San Juan si no entraba. Ahora entiendo muchas cosas. Y no vuelvo a subir al simulador porque es una sensación demasiado real", dijo Encarnación, que llegó desde Buenos Aires para vacacionar en la provincia.
A esta sala pueden acceder de a seis personas por vez. Los niños siempre van acompañados de adultos. Ni bien se inauguró, tuvo algunos desperfectos mecánicos por la gran cantidad de gente que lo usó. Ahora le realizan un mantenimiento mecánico periódicamente para que pueda funcionar sin problemas.
El simulador está dentro del Museo de la Memoria, que a su vez está emplazado dentro de un andén de máquinas de la ex Estación del Ferrocarril San Martín. El simulador es el gancho más importante, pero adentro del museo hay una serie de fotografías y maquetas que sirven para mostrar al visitante cómo era la provincia antes del terremoto del ’44. El arte también tiene su espacio. "Los artistas sanjuaninos tienen su espacio para mostrar cómo ven el sismo, el desierto, el oasis y la memoria", dijo Laura Valenzuela, directora de Cultura de la Municipalidad de la Capital.
