Entre el día del fallecimiento de Néstor Kirchner y ayer, José Luis Gioja ha sido uno de los gobernadores más buscados por los medios nacionales para reflexionar sobre la desaparición y el impacto que genera en el kirchnerismo, desde lo político, y en el gobierno, desde lo institucional. Lo pararon cronistas de casi todos los canales -TN, Canal 13, Telefe, América, C5N, Canal 7, entre otros- y una decena de radios no dejaron de hacer sonar su teléfono celular desde temprano. Y no es casual. Lo miden como uno de los principales referentes del peronismo y de estrecha llegada al matrimonio presidencial, con el antecedente extra de tener un gran poder de diálogo y acercamiento con sus pares de otras provincias alineadas a la Casa Rosada. Las imágenes de TV lo mostraron en una escena que sintetiza el lugar que ocupa en la estructura peronista: junto al bonaerense Daniel Scioli, solos y en silencio, parados por varios minutos al lado del féretro con los restos del dueño de las decisiones más robustas del gobierno nacional desde 2003. La toma replicó varias veces en las pantallas, como una de las escenas del día que se vieron en el multitudinario velatorio de Balcarce 50. Apenas se enteró, Gioja se mostró quebrado, pero no se olvidó de la ropa de fajina. Ayudó a juntar a los gobernadores y cuando le tocó, repitió lo primero que le dijo a los hombres de su gabinete: “todos tenemos que poner el hombro para ayudar a la presidenta”. En la reunión local, pidió expresamente y con especial énfasis que no se hagan especulaciones innecesarias y fuera de lugar de cara a lo que viene.
