En la primera jornada del juicio oral y público que se lleva a cabo en el Tribunal Oral Federal en lo Criminal de San Juan por el caso de los llamados títulos truchos, tres de los ex alumnos sospechados de haber participado en maniobras de adulteración de notas y que incluso derivaron en el otorgamiento de títulos dudosos a dos ingenieros civiles, pidieron la probation. Se trata de la suspensión del juicio a prueba y si en un plazo que fije el tribunal el imputado no comete un delito y por el contrario cumplen una tarea en beneficio de la comunidad no recibirán condena ni quedarán con antecedentes en sus planillas prontuariales.

Los que pidieron la medida fueron Marcelo Sergio Oviedo, quien una investigación realizada en el Departamento Alumnos de la Facultad de Ingeniería, determinó que de 23 materias aprobadas según el certificado analítico, 9 no figuraban en los libros de actas y en 2 había sido reprobado pero se le había modificado la nota. Otro fue Javier Carlos Plaza, quien de un total de 28 materias que figuraban como aprobadas, solamente en 3 concordaba con las actas de respaldo. El tercero es Horacio Juan Rodríguez, quien de un total de 39 materias que figuraban como aprobadas, solamente había respaldo en 18 materias.

El tribunal del juicio, presidido por el juez Juan Carlos Turcumán e integrado por Carlos Parra y Carlos Hugo Echegaray, fijó una audiencia para el 8 de agosto, para decidir si concede o no la medida.

De algún modo, dijeron fuentes judiciales, pedir la probation significa admitir que pueden llegar a ser declarados culpables, porque si tuvieran la certeza de salir inocentes no hubieran pedido la medida judicial.

En el juicio hay 14 imputados, 6 de ellos ex alumnos y 8 empleados de Ingeniería.

Tras la lectura del requerimiento de elevación a juicio, prestó declaración María Cristina López, ex jefa del Alumnos de Ingeniería. La mujer habló de que había una empleada, Francisca Garcés, que siempre atendía a los alumnos, incluso cuando no estaba permitido, y que cuando saltaron las irregularidades le dijo que seguro la iban a culpar a ella porque tenía problemas económicos.

También contó que los controles eran muy vulnerables porque cualquier empleado accedía a la base de datos con las notas y que las actas se guardaban en armarios que no estaban cerrados y que cualquiera podía abrir.