La exploración de uranio es uno de los sectores que menos creció en comparación al resto de los sectores de la actividad minera de la provincia de San Juan en el último año. Esto se debe a que los contactos para el desarrollo de la exploración se están manejando de forma casi exclusiva en el ámbito político. “Se están realizando los contactos pertinentes con las empresas y organismos involucrados en el sector para poder dar vida al desarrollo de este mineral”, comentó Felipe Saavedra, secretario de Minería de San Juan. “Con el tema de los permisos y pedidos está todo medio paralizado. Gente explorando no hay, o por lo menos no estoy informado. Una vez que la dirigencia política llegue a buen puerto con las empresas del sector, podemos comenzar a hablar de verdadera exploración”, agregó Juan Bustamante, director del Departamento de Minería de San Juan. Por el momento, los permisos de exploración de la provincia se encuentran en trámite legal, a la espera de ser aprobados.

Pero no todos los signos coinciden. Es que en contraposición con la situación del uranio en la provincia, a nivel nacional se ha conformado recientemente una cámara uranífera. La misma nuclea a las empresas privadas que se dedican a la exploración y prospección de este mineral en Argentina. “Todavía se están fijando cuáles van a ser los principios y objetivos principales de la cámara”, comentó Ignacio Celorrio, presidente de Minera Cielo Azul, compañía que integra la cámara uranífera. Y agregó que “que exista una cámara uranífera a nivel nacional es muy importante para el desarrollo del sector, ya que las empresas que quieran comenzar a explorar y explotar uranio tendrán un apoyo importante de aquellas que ya lo hacen e integran la cámara”.

La búsqueda de uranio en San Juan es una actividad que tuvo un inicio hace varias décadas, pero quedó abandonada porque los costos no justificaban la inversión. Ahora, en cambio, los ojos sobre el uranio tienen mucho más interés, dado que las crisis energéticas (en especial de los hidrocarburos, por los conflictos en Medio Oriente y el descalabro económico mundial) abren una puerta para la producción de energía obtenida a partir del uranio, que no genera dióxido de carbono y es muchísimo más rendidora. Pero las voces en contrario alertan, a la vez, sobre los peligros que acarrea manejar un material radioactivo y la necesidad de armar un plan responsable de control de los desechos.