El modus operandi era bastante sencillo: cuando algún cliente aparecía por su casa en busca de porros o algún ‘25’ (cantidad en gramos de marihuana), la sospechosa mandaba a su nena adolescente o a su varoncito a que le trajeran la ilícita mercancía.
Según fuentes policiales, eso descubrieron los pesquisas de la delegación local de la Policía Federal cuando se pusieron a investigar a Valeria Guiñez (30) en el barrio La Estación, en Rawson, hace poco más de un mes.
Ayer, esos investigadores con apoyo del Grupo Geras de la Policía provincial, llegaron con orden judicial hasta la casa de la sospechosa y también a la de su vecina que vive casi enfrente. Y se toparon con un cuadro más o menos esperado, pues es sabido que quienes comercializan drogas no tienen grandes cantidades en su poder y contratan a vecinos o gente que no levantaría sospechas, para que se las oculten.
Por eso ayer cuando llegaron a la casa de Guiñez, hallaron poca evidencia de la sustancia (algunos porros de marihuana, dijeron), pero en la vivienda de su vecina Karen Roldán (30) encontraron dos trozos de marihuana que pesaron unos 800 gramos. El operativo incluyó el secuestro de unos 2.000 pesos y teléfonos.
Los pesquisas aseguraron que la conexión entre ambas mujeres está probada. Y que Guiñez no dudaba en utilizar a sus propios hijos para vender sin ser vista en la calle con nada comprometedor entre sus manos.
Guiñez -aseguraron- es pariente de Pedro Guiñez, un narco que está procesado por uno de los dos robos de drogas que hubo en el juzgado federal, el que complica también al exempleado judicial, Rogelio Videla, acusado de sustraer esas drogas y dinero incautado al narcotráfico.
En esa causa también podría ser indagada la exsecretaria del organismo judicial, María Paula Carena, pues la fiscalía ya pidió que sea indagaba por la responsabilidad que le cupo en la custodia de las drogas (unos 15 kg) y el dinero sustraído, unos 27.000 pesos.
