Llegada la época invernal, muchas personas viajan para practicar deportes que se realizan en la nieve, como ski, snowboard, escalamiento, trekking de montaña, etcétera. La mayoría de las veces, éstas son experiencias placenteras y desafiantes, pero para disfrutarlas a pleno hay que tomar ciertos recaudos.
Hay que prestar particular atención al frío aquellas personas con problemas circulatorios, de las glándulas tiroides, coronarios, de hipertensión o antecedentes de lesiones en la piel ocasionadas por el frío. Consultar previamente al médico para recibir las recomendaciones específicas. A su vez recordar que los adultos mayores y los niños tienen menor resistencia al frío.
Situaciones de riesgo que hay que evitar en estos ambientes geográficos:
Hipotermia: Al exponerse a bajas temperaturas el cuerpo pierde calor más rápidamente que lo que lo puede producir. La prolongada exposición terminará en un agotamiento de las reservas de energía corporales. El resultado es la hipotermia (cuando la temperatura es menor de 35¦C), y puede afectar al cerebro, haciendo que la persona se mueva, hable y piense muy lentamente.
Congelamiento: Es el daño causado por contacto del cuerpo con una superficie congelada. Produce pérdida de sensibilidad en las áreas afectadas (con mayor frecuencia las zonas expuestas: nariz, orejas, mejillas, mentón, dedos de las manos o pies). Puede dañar permanentemente el cuerpo. El riesgo aumenta si no se cuenta con la indumentaria correcta.
Agotamiento: El frío sobrecarga el trabajo cardíaco. Si una persona tiene un problema cardíaco o hipertensión debe evitar esfuerzos excesivos en la nieve, vestirse adecuadamente y moverse lentamente.
Caídas: Muchos traumas derivan de caídas sobre superficies cubiertas de hielo (senderos, escaleras, calles y porches). Prestar especial atención al desplazarse.