Ya casi como que no queda más tiempo para hacer cambios drásticos. Y, por suerte, este equipo de José Martinazzo no los necesita. Al contrario, los detalles que está puliendo el técnico en sus diversos esquemas de juego están prácticamente cerrados. Anoche, en el último amistoso pensando en el debut del próximo domingo 25 ante Alemania en el Campeonato Mundial, la Selección Argentina dio una sinfonía de buen juego y ganó con total holgura a un combinado sanjuanino conformado por jugadores que le dieron trabajo por su movilidad (distinto al de días pasados). Fue 10-3 y los detalles salientes fueron dos: El Albiceleste se muestra cada vez más firme en defensa y su capacidad de goleo es la que todos quieren.
En el cinco inicial que mandó José a la cancha (Abalos/Páez/Alvarez/Ema García) se vio al mendocino bien parado en el fondo, a David como un gran generador de juego y a los dos delanteros movedizos y efectivos (sobre todo a Pablo Alvarez). El segundo equipo (Velázquez/Nalo García/Ordóñez/Nicolía) tuvo mayor ductilidad pero menos equilibrio que el primero. Eso sí, ambos tuvieron capacidad de relevo y efectividad a la hora de marcar en el arco de enfrente.
Después, en una tercera variante -que ya tuvo muchos cambios- el técnico hasta probó cómo reacciona el equipo si queda con tres en cancha y la respuesta también fue favorable. Cuando no resultó, fue cuando el rival tuvo uno menos en cancha, porque al equipo le faltó determinación para elegir los disparos siendo que tenía un jugador de más.
En el balance general, las cifras indican la notoria supremacía del equipo nacional. Este demostró que las variantes que Martinazzo está probando le han rendido prácticamente todas.
Ahora le queda al técnico armar bien el paquete porque esta semana que viene pasará volando, ya que el Mundial está a la vuelta de la esquina.
