Después de que la palabra trombofilia comenzara a copar los medios nacionales, luego de que la exvedete Fernanda Callejón y la conductora infantil Panam contaran que padecen el trastorno en el sistema de coagulación sanguínea que hace que las mujeres hagan abortos espontáneos, dos sanjuaninas contaron sus historias. Silva Telles tiene 49 años y padece la enfermedad hace 30, mientras que Pilar Cortés, de 25 años. Ambas perdieron tres embarazos, sin embargo lograron vencer este mal y ser mamás.
La trombofilia más frecuente en ginecología es el Síndrome Antifosfolipídico, popularmente conocido como SAF y se presenta principalmente en mujeres jóvenes (ver claves). Es justamente el síndrome que padecen Silvia y Pilar y que las llevó a que varios embarazos no llegaran a término. Según algunos especialistas que tratan este problema en la provincia, no es muy habitual y no hay estadísticas de los casos.
Silvia descubrió que tenía un problema en la sangre a los 19 años. Se realizó la cartilla sanitaria para empezar a estudiar el Profesorado en Educación Física y algo le salió mal. Sin embargo sólo supo que era un problema de coagulación, pero nunca tuvo claro cuál, porque los médicos tampoco sabían. Con el paso de los años, la mujer se casó y tuvo tres pérdidas. “Nunca pasaron el primer trimestre. Era todo muy doloroso y hubo una médica que hasta me dijo que era estéril y que nunca iba a poder tener hijos propios”, dijo la mujer. Con el paso de los años se separó, perdió las esperanzas de tener un hijo, hasta que un médico le dijo que le iba a realizar un estudio (que en ese momento era novedoso en la provincia) y le diagnosticaron SAF, sin embargo nunca siguió regularmente los tratamientos.
A los 41 años, después de hacerse un test de embarazo su vida cambió. “Empecé a ir a los médico, y me dijeron que me tenía que inyectar diariamente en el vientre heparina, que se usa para prevenir la formación de coágulos de sangre. Pensé que iba a ser muy doloroso y que no iba a poder sin, embargo hace 8 años que tengo Ana Lourdes, que es la razón de mi vida”, dijo la mujer y contó que el embarazo lo pasó muy controlada. Le hacían monitoreo cada 15 o 20 días y tuvo que programar su cesárea para prevenir una eventualidad.
“Cuando nació mi hija me dijeron que no me quedara embarazada nunca más porque podía ser muy riesgoso, por la enfermedad y por la edad”, contó Silvia y aconsejó a las mujeres que padecen este trastorno que nunca pierdan las esperanzas y que estén tranquilas porque pueden llevar una vida normal.
Pilar padeció las consecuencias de la enfermedad por menos tiempo. Sin embargo, también perdió tres embarazos. “Era todo muy triste. Y mientras yo daba vueltas por médicos no aguantaba el dolor de no poder se madre”, dijo la joven, que tiene 25 años y gracias a los tratamientos logró tener dos hijos. “Caleb tiene casi 3 años y Jacob 3 meses. Cuando nació el más grande fue una alegría muy grande para todos. No lo podía creer, después de tanto sufrimiento”, dijo Pilar y contó que también se inyectó todos los días para poder llevar sus embarazos.
Después de pasar por controles de varios especialistas, uno sospechó que podía tener trombofilia y le hicieron los análisis. “Es un estudio muy simple. Una extracción de sangre sirve para diagnosticarlo y para evitar tanto sufrimiento”, dijo la joven que se casó a los 19 años y que aconseja a las mujeres que pasan por esto que sigan los tratamientos al pie de la letra y que podrán tener una familia como la que ella tiene ahora.
