El sacrificio de Víctor Reinoso -o “Bebo” como lo conocen todos- tuvo recompensa el pasado sábado cuando fue una de las piezas fundamentales para que Marquesado se consagrara campeón por primera vez en la historia en el fútbol local. Pocos saben del sacrificio que realiza a diario el joven defensor para poder jugar al fútbol y dedicarse a su carrera de abogacía, por eso hoy disfruta del momento exitoso con el Tricolor del Far West.
“Bebo” tiene 21 años y el sábado pasado se consagró campeón del Torneo de Invierno con Marquesado, venciendo en la final a Juventud Zondina. El defensor se formó futbolísticamente en Desamparados (club dueño de su pase), la temporada pasada jugó en Villa Obrera y cuenta que desde ese entonces Eduardo “Cachilo” Magallanes ya lo pretendía para jugar el Regional Amateur con Trinidad. En ese momento tuvo que volver a Desamparados y este año nuevamente el DT lo buscó para llevarlo a pelear el torneo con Marquesado. El Bebo no lo dudó y allá fue: “fue hermoso porque además de ser el primer título en la historia del club, también significó mi primer título ganado, es una felicidad enorme sobre todo por el sacrificio que realizamos”, expresó el defensor.
Como todo equipo, Marquesado fue paso a paso, humilde y en silencio. Fueron pasando las fechas y el plantel comenzó a convencerse que estaban para dar pelea. “El primer objetivo era clasificar y por suerte todo se fue dando”, manifestó Bebo quien agradeció al público del Far West, particularmente a un hincha que lo motivó: “Esta alegría representa mucho para los hinchas que con la situación que hoy vivimos hacen un esfuerzo enorme para pagar una entrada todos los fines de semana. Me conmueve todo lo que hace la gente, incluso me motivé en un señor que va a vernos en bici a todos lados y que ese día llegó a Pocito en bici”, comentó.
Lo cierto es que atrás de Bebo hay una historia de sacrificio que no se ve. El defensor estudia la carrera de Abogacía en una universidad privada online y además, con el nacimiento de su hija Justina en septiembre, tuvo que ingeniárselas para tener otros ingresos. “Mis padres me ayudan mucho pero con lo que ganamos en el fútbol no alcanza”, expresó. Fue por eso que Bebo comenzó a vender panchos para pagarse la carrera y también para cumplir con sus responsabilidades de padre. Dice que hasta vendió ropa pero este año frenó un poco esas actividades para abocarse de lleno al fútbol y su carrera. “Me quedan 9 materias para recibirme asi que estoy abocado a estudiar por las mañanas, entrenar en la tarde y después a prepararme con clases particulares que me da un abogado”, manifiesta.
Agradecido por todo lo que está pasando e ilusionado con poder conseguir su título de abogado el año próximo, para este segundo semestre se puso otro objetivo que tiene mucho que ver con la religión. Bebo asiste a una Iglesia Cristiana-Evangélica y dice que sueña con poder evangelizar, es decir acercar a sus compañeros a Jesús. El año pasado sufrió una situación que lo marcó fuerte en la vida y de la que nunca se animó hablar y fue el suicidio de un compañero, jugador de la Cuarta División de Villa Obrera. Cuenta que le afectó mucho y que busca que sus compañeros se acerquen a la Iglesia. “La Iglesia a la que asisto es ahí a dos cuadras de la cancha de Marquesado, los sábados termino de jugar y me voy a la reunión de jóvenes en la Iglesia, sería muy lindo que algunos de mis compañeros algún día me acompañen”, comentó el defensor que viene de lograr un título que significó mucho más que un premio a su enorme esfuerzo.

