Aquella vieja costumbre de pararse en cualquier kiosco a comprar aspirinas, antiácidos o cualquier tipo de analgésico casi quedó en el olvido, al menos en el centro. A exactamente un año de la promulgación de la ordenanza de la Municipalidad de la Capital que prohibió la venta de medicamentos en kioscos o almacenes, incluso los de venta libre, hoy casi no se consigue ni una aspirina en otro comercio que no sea una farmacia. En un relevamiento que DIARIO DE CUYO hizo en 15 kioscos céntricos, sólo en dos vendieron analgésicos, mientras que el resto afirmó que ya no ofrece esa mercadería. Según las autoridades municipales, que esta ordenanza en particular se haya cumplido se debe a la efectividad de los controles.
El 15 de octubre de 2009, la Municipalidad de la Capital promulgó la ordenanza que prohíbe la venta de medicamentos en kioscos o almacenes. Y comenzó a aplicarla pocas semanas después, cuando se reglamentó la ley nacional que redujo la venta de remedios sólo a las farmacias (desde los "90 existía otra ley que habilitaba a kioscos, drugstores y supermercados a comercializar medicamentos de venta libre), a la que el municipio adhirió.
"Cuando salimos con los inspectores por este tema, primero hicimos una etapa informativa. Fuimos, comercio por comercio, avisando a los propietarios que existía dicha ordenanza y que dejara de vender medicamentos, porque en breve íbamos a iniciar los controles. Luego, en la segunda etapa, salimos a hacer las inscripciones junto a personal de Salud Pública. En total labramos más de 20 infracciones e hicimos decomisos de mercadería, que quedó a disposición del Juzgado de Paz. Lentamente los comerciantes entendieron que esa práctica de vender medicamentos ya no la iban a poder mantener", dijo Rogelio Cerdera, del área Inspecciones de la Municipalidad de la Capital, quien aclaró que en los controles, los inspectores se hacen pasar por clientes para no alertar al comerciante.
La prohibición en Capital surgió por la polémica de larga data de que se vendía remedios en cualquier lugar (incluso aquellos que exigen receta), sin el control que Salud Pública tiene en las farmacias. Y que esa práctica implica un peligro para la salud de la población. El año pasado, en medio del recordado caso de la llamada Mafia de los Medicamentos, DIARIO DE CUYO hizo relevamientos en kioscos y almacenes en los que pudo comprar desde vasoconstrictores como Migral, antiespasmódicos (Sertal, Buscapina), Diclofenac, Dorixina y hasta el anitibiótico Amoxicilina, todos medicamentos que requieren indicación médica. "Cada decomiso que hicimos hasta ahora no bajó de los 100 blisters. A fuerza de controles, el comerciante acató la ordenanza y desde hace casi cuatro meses que no volvimos a labrar actas de infracción por esta causa", agregó Cerdera.
Los infractores pueden llegar a pagar multas que van desde los $600 hasta los $3.000, el secuestro de la mercadería y sufrir la clausura del local.
