Estudiar y especializarse, consolidarse laboralmente, encontrar al compañero ideal y tener cierto nivel de independencia económica, son algunas de las razones por las cuales Mónica Camargo, de 38 años, decidió postergar la maternidad. Tuvo su primer hijo a los 36, después de haber obtenido el título de médica, de especializarse en Pediatría y en Gastroenterología Infantil, y de comenzar a trabajar en el rubro. Dijo que no se arrepiente de haber retrasado el proyecto de ser madre, ya que la maternidad tardía tiene algunas ventajas, según dijo. Actualmente trabaja en el área de Crecimiento y Desarrollo del Ministerio de Salud, atiende su propio consultorio y se da tiempo para disfrutar de la vida junto a su esposo y a Jeremías, su hijo de 3 años.

A Mónica siempre le gustaron los niños y por eso quiso sentirse segura antes de tener el suyo propio, pese al temor de que la edad le jugara en contra. "Me encomendé a la Virgen María como madre y respeté todas las recomendaciones médicas. Algunos podrán criticar a las mujeres que deciden postergar la maternidad, pero doy fe que ser mamá después de los 35 años tiene más pro que contras’, dijo Mónica.

Entre esas ventajas destacó primero que se llega a la maternidad con más madurez y estabilidad emocional. Y que si antes de ser madre se concretan las metas personales se puede disfrutar de los hijos a pleno. "Algunas mujeres se frustran cuando por la maternidad deben abandonar sus sueños. Y terminan culpando a los hijos por eso. Yo cumplí con mis aspiraciones personales antes de tener un hijo y eso me permite disfrutar de la maternidad a pleno’, dijo la mujer.

Mónica sostuvo que sólo le quedó pendiente la meta de completar un doctorado en España, pero que no sufre por eso porque ya obtuvo el mejor título que le pudo dar la vida: el de madre.