El tránsito vehicular, al igual que el peatonal, son temas dominantes de los reclamos de los lectores publicados en estas páginas a modo de denuncias públicas. La gente recurre a los medios periodísticos como última posibilidad de encontrar soluciones, ante la falta de respuesta de las autoridades por trabajos que no deberían trascender por la impuntualidad, la falta de concreción, el abandono de las obras y todas las molestias que provocan estos hechos en la población.
La situación de las calles y rutas en el área del Gran San Juan y otros centros urbanos se agrava por falta de mantenimiento y en estos días lluviosos tal deterioro se acentúa, según se observa en el pavimento con baches y grietas más profundas, mientras los municipios parecen dedicar todos sus esfuerzos a instalar los cuestionados reductores de velocidad de manera discrecional. Peor aún son los trabajos de zanjeo para el tendido cloacal o de cañerías de agua potable que prácticamente nunca se terminan correctamente. La calzada pavimentada no se repone como conclusión de esas obras y hasta se vuelve a levantar la tierra por ajustes imprevistos. Los desvíos del tránsito, más la imposibilidad de llegar con los vehículos a los domicilios particulares, son consecuencias de la extensión de los servicios.
Por otra parte, el tránsito peatonal adolece de inconvenientes por veredas en estado deplorable (sin baldosas, rotas o levantadas) además de las dificultades para desplazarse en sillas de ruedas. Los cruces en bocacalles céntricas, con rampas que recién se están construyendo, dan cuenta del tiempo del olvido que tiene la prioridad del caminante, que también busca las sendas peatonales, ya borradas por el tiempo.
