El 11 de junio pasado sintieron miedo. Pensaron que se quedarían sin trabajo, que serían enviados a su país y, sobre todo, que ya no tendrían dinero para mandarles a sus hijos, quienes seguirían pasando hambre. Sin embargo, cuando los sacaron del galpón en el que vivían hacinados y eran víctimas de trata laboral, descubrieron que podían tener una vida mejor. Son los 12 colombianos que trabajaban ensamblando muebles en Capital, explotados por una red distribuida por todo el país. Ahora, 10 de ellos decidieron seguir viviendo aquí. Y recibirán ayuda para crear una cooperativa que les permitirá vivir dignamente y ahorrar para traer a su familia.
“Los colombianos, que eran víctimas de trata laboral, son 12 adultos, 8 hombres y 4 mujeres, y el bebé de una de las parejas, quien nació acá. Ellos habían sido traídos desde su país con la promesa de obtener trabajo y vivienda, pero eso fue un engaño. Los hacían trabajar en un galpón donde vivían hacinados y les sacaban gran parte del dinero que ganaban”, contó Vanesa Pringles, del Ministerio de Desarrollo Humano.
A pesar de todo, para ellos, eso era más de lo que habían logrado en su país y les permitía enviar dinero para que sus hijos comieran. “Allá pasamos hambre. Pero no el hambre que conocen acá, hambre de verdad”, contó una de las víctimas.
Tras el allanamiento, las personas fueron alojadas en un hogar del Ministerio de Desarrollo Humano, donde están hasta ahora, ya que sólo una pareja volvió a Colombia. Entre otras cosas recibieron asesoramiento legal y se les hizo los trámites para que vivieran legalmente en Argentina a quienes estaban de modo ilegal, ya que a pesar de lo que trascendió, la mayoría ingresó con la documentación en regla.
Las víctimas contaron que no estaban encerradas en el galpón. De hecho, salían a vender los muebles que armaban. A la mayoría los vendían en cuotas recorriendo casa por casa, sobre todo en departamentos de afuera del Gran San Juan. Por estos días salen a cobrar a los clientes que tienen registrados en su memoria porque todos los papeles en los que tenían las anotaciones fueron retirados por la Justicia de Córdoba.
Mientras, el grupo espera poder comenzar a trabajar nuevamente. Es que en unos 10 días, Desarrollo Humano les dará las herramientas necesarias y les alquilará un espacio para tener su taller. Realizarán las mismas tareas que antes, aunque todo el dinero que recauden será para ellos. Una vez que logren desarrollarse, podrán costear los gastos y ya no recibirán asistencia.
MANIPULACIÓN PSICOLÓGICA:
Ni encierro ni robo de documentación. Para tenerlos cautivos, los explotadores no se necesitaron más que manipularlos psicológicamente. La vulnerabilidad que les provocaba la pobreza extrema que vivían junto a sus familias en su país natal fue el imán que llevó hacia ellos a quienes los explotaban. Les dijeron que aquí no podrían trabajar en lugares en los que no hubiera otros colombianos y que sólo podrían desarrollar la tarea que les encomendaron. Además, la poca ganancia que obtenían la mandaban para sus hijos, que habían quedado en su país al cuidado de otro familiar, por eso, no podían salir de la esclavitud.
Ahora, saben que podrán desarrollarse trabajando, que tienen derechos y que cuentan con una nueva oportunidad para salir adelante. Por eso, ya planean ahorrar dinero para traer a sus hijos, rehacer su vida y no padecer más la pobreza extrema ni el sometimiento.
