Hace unos años se reunieron bajo el nombre Bosque y Estepa con la finalidad de exponer sus trabajos y vivir de ello. Son barilochenses y sus nombres son Claudia Lentini y Amalia Ortíz de Pinedo. Claudia es la “vocera” y dice que se animó a transitar 1.400 kilómetros animada por su hijo mayor Nicolás que estudia Arquitectura y trabaja en la provincia. “Venimos de un lugar tan frío que el calorcito de San Juan nos parece bárbaro”, expresó la tejedora que desde hace 15 años se caracteriza por sus tapices y trabajos a dos agujas decorados con fieltro -un amasado con bellón de lana, agua y jabón hasta que las fibras se unen y se logra un paño-, piñas y semillas de pino, rosa mosqueta y otras hierbas. En tanto Amalia, es la más callada de las dos, es docente jubilada, tiene 2 hijos y 4 nietos, y hace 7 años que se especializa en cartapesta -reciclado de papel y aserrín-; accesorios y adornos de fieltro, y prendas en punto tunesino -a una sola aguja- “En Bariloche organizamos nuestros acontecimientos e invitamos a otros artesanos; en mi caso, puedo hacerlo porque mis tres hijos son grandes”, comenta Claudia, quien comenzó a tejer por hobbie, después estudió y hoy vive de sus trabajos pese a que confiesa: “Al principio, nos dio miedo largarnos a vender porque no sabíamos si íbamos a gustar”.
