Celebrando sus bodas de plata en la dupla con Pachu Peña, Pablo Granados pisará San Juan para ofrecer junto a su coequiper un espectáculo donde el humor y la actualidad serán la columna vertebral, y que -‘espías’ mediante, bromea- incluye varios guiños a la realidad provincial (ver aparte). Será una de las presentaciones por el país, en el marco de una gira relajada cuya próxima estación es Tucumán, y que va mechando con su descanso estival. Mientras tanto, habla de su paso por la troupe Tinelli y su experiencia en Sin Codificar -‘que este año no sigue, por lo menos en Telefe’-, saca punta a un proyectos televisivos con el mismo equipo, pero del que prefiere no hablar aún; celebra su regreso al cine con un coprotagónico -la comedia de aventuras chilena Lusers-, prepara su vuelta al teatro con Pachu y una obra con producción del Chino Volpato y disfruta de la música que, con el sello Macaferri, le llena el alma.

– ¿Con qué se viene la dupla? – Vamos a hacer una especie de stand-up, que tiene como hilo conductor a los grandes poemas de pequeños autores, que es el segmento nuestro más conocido, guionado en base a cada lugar que hacemos. Nosotros escribimos unos días antes, porque pedimos información, actualidad, y en base a eso vamos armando para cada provincia, tenemos espías que nos están pasando la información. En el medio también hay mucha improvisación y juego con el público. Eso lo da el oficio y la química con Pachu, que no sé si podría hacerlo tan cómodamente con otra persona…

– ¿Esa química nació en Videomatch? – En realidad nació en Rosario. Yo tenía un programa y lo contacté a él para el elenco y fue como instantáneo. Estamos hablando del año ’91; 25 años… Y la química es sobre todo delante de cámara y del público, porque personalmente somos personas muy distintas. Nos reímos sí de las mismas cosas, pero somos diferentes, y eso hace que amalgame tan bien el dúo, porque nos complementamos, él sabe en lo que descansa conmigo y viceversa. Hay una impronta que yo no tengo y él sí. Yo soy un laburante más de pensar las ideas globales, de guión, de ponerme a escribir; y prefiero que él esté durmiendo, y darle el guión, y que él le agregue lo que quiera y después graba y te hace matar de risa… como se arman los equipos.

– ¿Son amigos? – Te diría que no, que somos hermanos, porque cuando no trabajamos no estamos muy juntos, salvo para casos de necesidad. Imaginate que después de 25 años hemos estado tanto tiempo juntos, dormido, viajado, rutas, y de repente cuando no laburás, descansás de la otra persona, pero no porque haya peleas… ¡sino que si voy al cine no voy a ir con Pachu! (risas). Además nosotros hacemos cosas por separado, que nos divierten, yo tengo mi banda, las películas… tengo mis cosas y él también.

– ¿Cómo se hace para seguir haciendo reir sin repetirse? – Yo creo que repetirse también es una fórmula, lo que hay que variar tal vez es el contenido, la actualidad. También pasa que a medida que pasan los años y uno madura, también cambia el humor, no nos reímos de lo mismo que hace 30 años y te animás a otras cosas… y también cambió el público, porque fue creciendo con vos, pero también tenés que ganarte al público nuevo, que es más difícil, porque ahora está volcado a las redes sociales y los chicos ya no ven tanta tele. Fijate que gracias a Sin Codificar hemos logrado ganar un público que no nos había visto nunca en Videomatch, y eso es muy bueno…

– ¿El formato tipo estudiantina o juntada de amigos de Sin Codificar, permite eso? – Sí, no sería lo mismo si no nos quisiéramos, si ese equipo no estuviera unido por un sentimiento. Y eso es una herencia del viejo Videomatch. Pero Videomatch era diferente, esto es más que llegás, bueno, qué tengo que hacer, me pongo esa peluca, este bigote, tirame una punta, vamos, va el vivo, pum, salió… ¿entendés? Es distinto el laburo. Sin Codificar nos dio un espacio para delirar, para volar, para permitirse errar, porque también hay cosas en vivo e improvisadas que no siempre gustan como salen, pero decimos ‘no importa’, hay revancha. El pensamiento de Sin Codificar es muy distinto a lo que era el pensamiento de Videomatch, que a pesar de que nos divertíamos, era mucho más severo; no podías equivocarte, una nota no podía estar mal. Con Pachu teníamos un lugar muy importante que lo ganamos, nos dieron la posibilidad, pero si esa nota no estaba se armaba bronca. Y estaba bueno en ese momento, porque para nosotros era un crecimiento diario…

– Fue una buena escuela… – ¡Uff, qué te parece! Esta película que hice y haber estado tres años en Ecuador tiene que ver con eso, porque Videomatch llegó a toda Latinoamérica…

– ¿Y te molesta que te sigan diciendo Tinelli’s boy?

– ¡No, acabo de cumplir 50 años, imaginate, que me digan ‘boy’ ya está buenísimo, no importa lo que vaya adelante! (risas). No, no molesta para nada, porque de hecho Videomatch todavía nos está dando de comer, porque todo esto lo empezamos a hacer en el ’97…

– ¿Y te gustaría volver, ahora a Showmatch? Estuviste un par de veces… – Ya no me veo en ese formato. Me gusta verlo, me parece un gran show, pero no me llama la atención para estar, para bailar… Yo no sé si sabría hacer humor parado al lado de él (Tinelli). Generalmente nosotros hacíamos producciones que él presentaba, nunca parado como rindiendo un examen a ver si lo hacía reir… no sé si estoy capacitado para hacer eso. Y también a veces uno se va de la casa de los viejos, y se va, y aunque viva en un monoambiente, es suyo, y también tiene que ver con eso, con cierta independencia que uno logra, nada, con etapas. Lo digo con toda humildad y con todo el respeto que siento hacia ese lugar que es trabajo para tanta gente y que a mí me abrió las puertas, me dio la posibilidad de que me conozcan y de poder crecer.

– Hubo rumores de rispideces entre Tinelli y los que se abrieron. Pasó con Iúdica incluso… – Nosotros nos fuimos en 2002, hace muchísimo tiempo. Ya el programa era otra cosa, no teníamos mucho espacio, había empezado el Show del Chiste y nos sentíamos medio con ganas de hacer otra cosa. Es distinto de Mariano que es conductor, él tiene otra meta en la cabeza. Ahora nosotros tenemos unos proyectos con él, que seguramente darán a luz en unos meses…

– ¿Sos de los que pensás que la tele es fundamental para la vigencia? – Lograr la independencia de la televisión es lo mejor que te puede pasar. Hay gente que la necesita más que otra. Hay gente que necesita más la exposición que otra. Otros pueden esperar una buena posibilidad porque igual tienen trabajo… Creo que tiene que ver con lo que vos construiste para seguir estando o no. Yo toco con mi banda varias veces al año y por ahí la gente no lo sabe, y yo soy feliz con eso, y si pudiera vivir de eso solo, buenísimo, no necesito la exposición para el ego, en todo caso la necesito para trabajar. Lo que pasa es que no puedo vivir sólo de la música, porque no me dediqué y porque en el momento en que te pusiste la peluca, si hacés una canción de amor cuesta mucho que te crean (risas).