Preparando el festejo del Bicentenario del Cruce de los Andes, actuó el Ensamble de maderas de la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile apenas 5 días después de su fecha patria, el 18 de Septiembre. Pero al comienzo de la función, el escenario se llenó de chicos sanjuaninos miembros de la Orquesta Escuela dirigidos por la joven Carolina Pedraza que inició una Danza Rusa Nro. 2 de P. Tchaikowsky, seguida por una versión de la Oda a la Alegría de la 9na. de Beethoven; luego con aires de ‘Czardas’ la Gipsy Ouverture del compositor y arreglador Merle Isaac y por último el tango Por una cabeza de Carlos Gardel. Y de las cuerdas -pequeñas- se pasó a los vientos.

Bajo la cálida batuta de Jorge Levin, familiarizado como clarinetista con la familia de las maderas, el preciso conjunto inició su recital con el primer movimiento Allegro de la Sinfonietta Op. 188 de Joachim Raff (1822-1882). Nadie puede ser completamente ‘autodidacta’ porque siempre se aprende de otros, al menos de sus libros, pero se lo cataloga como tal, aunque su padre -Franz Josef- era maestro y profesor de música. Me viene a la mente lo ‘no autodidáctico’ de los hijos de Daniel Sánchez y Rossana Migani, o de Alex Zuzuk; valga como simple ejemplo ‘casero’. Pero sí podemos admitir que sus primeras clases ‘oficiales’, J. Raff las recibió con ayudas y retoques de F. Mendelssohn, con consejos del ‘Crítico musical’ Robert Schumann, nada menos, hasta trabar amistad y llegar a ser asistente y orquestador de algunas de las obras de Franz Lizt, y por carácter recíproco de Hans Von Bulow.

Si Brahms se había animado a escribir 4 Sinfonías ‘post-Beethoven’, el ‘autodidacta’ J. Raff escribió 11 y con nombres muy ‘suizos’… ‘En los Bosques’, ‘En los Alpes’. Richard Strauss, también discípulo de Von Bulow se inspiró en esa sinfonía de su amigo Raff para su propia ‘Sinfonía Alpina’. Compuso 6 óperas (¡¡Brahms ninguna!!). Pero por esos avatares de la vida, hoy, es casi desconocido. En 1873 compuso su Sinfonietta Op. 188 (es el primero en acuñar esa palabra) estando a los 51 años en la cumbre de su carrera y siendo entonces muy conocido. La obra tiene 4 movimientos y se escuchó el primero: Allegro. En Mi mayor; los cornos iniciaron y llevaron adelante la melodía principal. Raff da lección de cómo escribir para vientos… ¡¡Ojalá nuestros niños sanjuaninos sigan los pasos de sus hermanos chilenos!!

Tras merecidos aplausos, se pasó a México con ‘Danza del medio día’, una obra dedicada al Quinteto de Vientos de México en 2014 por Arturo Márquez (1950) nacido en Álamos, luego emigrado con su numerosa familia (9 hermanos) a Los Ángeles donde pasó de su propio ‘autodidactismo musical’ nutrido de folklore mexicano a estudios más académicos de violín, tuba, trombón y piano. Al volver a su país, profundizó el piano y más tarde se perfeccionó en París. La versión escuchada tuvo un arreglo de uno de los jóvenes intérpretes: el oboísta Marcelo Vega. Cayena es la capital de la Guayana francesa (territorio francés de ‘ultramar’). Fue un encargo de Francia al cubano nacido en 1948, Paquito de Rivera, clarinetista y saxofonista, que visitó San Juan en la 30ra. temporada de Mozarteum al frente de su Sexteto en julio de 2012. Luego ‘Fuga y Misterio’ de A. Piazzolla, tema reconocible desde los primeros compases. Y se oyeron arreglos de Jeff Parker, un bostoniano residente hacen 15 años en Chile -casado con una chilena ya devenido según él mismo en ‘un chileno con empanadas y cachái pó’-, de algunas canciones como ‘Gracias a la vida’, de la cantautora del país vecino Violeta Parra (1917-1967).

El Joropo es un baile de los llanos venezolanos y colombianos; pertenece al venezolano Moisés Molero (1904-1979), pianista y compositor. La obra es para piano y requiere virtuosismo por su velocidad. El solista u oboísta principal de la Filarmónica de Bs. As. -Néstor Garrote- envió esta versión luego adaptada por Elvira Casanova que encontró verdaderos ‘virtuosos’ en el Ensamble que se despidieron con este ritmo. Muchísimas gracias maestro Jorge Levin ‘¿Cachái pó?’