Cuando tenía doce años (1901) Adolfo Hitler asistió a su primera ópera: "’Lohengrin” en Lina, (Austria) su ciudad natal. Salió entusiasmado y la música encendió en él una pasión que no conocía límites. En "’Mi Lucha” se autorretrató como un genio extraño en el que se combinaban las cualidades de lo que llamó "’programador”-como lo fue Ricardo Wagner- y de "’político” como él mismo. ¿Fue entonces el músico alemán el autor de un "’programa” que el dictador ejecutó? Lo cierto es que Hitler asignaba la "’grandeza” únicamente a las cualidades heroicas del individuo y hallaba éstas en "’tres de nuestros alemanes más grandes: Martín Lutero, Federico el Grande y Richard Wagner”. De esta manera el músico fue integrado en la cultura del Tercer Reich de modo prominente. Ello obedeció tanto a las características de su obra -su ideario antisemita y nacionalista- como a las afinidades de miembros de la familia Wagner con las ideas de Hitler, en especial Winifred Wagner, esposa de Siegfried, hijo del compositor. El músico participó del antisemitismo de su época. En 1850 publicó "’El judaísmo en la música”. En esta obra se proponía establecer la influencia de los judíos en la música contemporánea. Wagner negaba que los judíos estuvieran capacitados para el arte musical. Es más, como escribió Luis II de Baviera, en ellos percibía una amenaza para lo alemán: "’Nosotros los alemanes, pereceremos por ellos (los judíos), es cierto, y quizá soy yo el último alemán que habrá sabido mantenerse intacto contra el judaísmo”

En 1855 apareció el "’Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas” del conde Joseph Arthur de Gobineau, quien postulaba la superioridad de la obra wagneriana, y otro de los pilares ideológicos del nacionalsocialismo, donde se teoriza la guerra racial. Este autor, en 1908 se casó con Eva, hija del compositor y se entregó al clan Wagner. Su presencia en Wahnfried (residencia del músico) hizo posible la relación de la familia con Hitler. Para el músico, los protagonistas de "’El anillo de los nibelungos” -Sigfrido y Brunilda- eran prototipos de un nuevo género humano, basada sólo en el amor tras la destrucción del dominio del otro. El nacionalismo de Wagner, quien en 1865 anotó en su diario: "’Yo soy alemán, soy el espíritu alemán”, se hizo manifiesto en "’Los maestros cantores de Nuremberg” (1868).

Para esta mujer Winifred Wagner(1897-1980) la herencia de fuego siguió ardiendo hasta su muerte. En cambio su esposo Siegfried (hijo del compositor), con el tiempo dejó de compartir la ideología nazi. Falleció en 1930. Una simbiosis entre el gran compositor y las ideas y crueldades del tristemente célebre dictador.

(*) Escritor.