El día en que Mauricio Macri accedió a la presidencia, el 59% de los electores sanjuaninos optaron por Daniel Scioli.

En la primera vuelta, Scioli sólo alcanzó el 46% de los votos provinciales, aún cuando Sergio Uñac, también del FPV, logró la gobernación con el 53% de los sufragios. Hubo quienes votaron al FPV en San Juan pero sacando a Scioli de la boleta para presidente.

El domingo pasado, ante la opción binaria del balotaje, incluso quienes cortaron la boleta del FPV en octubre, eligieron a su candidato. Scioli superó la marca de Uñac en octubre, aumentando en 13 puntos porcentuales su caudal de votos en San Juan.

¿Qué significa esto? Que los sanjuaninos en su mayoría ven con malos ojos a Macri, aún cuando no hayan elegido a Scioli en primera vuelta. Ese 13% más de sufragios a favor de Scioli constituye un voto anti-Macri. Esto es un dato duro, lo difícil es indagar por qué. Una posible respuesta está en el diseño institucional argentino, el cual ha beneficiado durante los últimos 12 años a la provincia pero que ahora puede perjudicarla.

San Juan depende en una proporción alta de los fondos enviados desde la Nación. Sin ellos, muchas de las obras que se hicieron no hubiesen sido posibles. La experiencia pre-giojista lo enseñó amargamente.

Dicho esto, ¿por qué en primera vuelta hubo votantes de Uñac que quitaron a su candidato a nivel nacional de la boleta? En parte esto pudo deberse a la habilidad que ha tenido José Luis Gioja y su gente para desprender sus éxitos de gestión en San Juan del Gobierno nacional. El giojismo no kirchnerista se alimentó de esto. Incluso hay quienes en la intimidad están festejando la salida del FPV en la Nación y el triunfo de Uñac a la par. Sin embargo, esto último no explica por qué Scioli aumentó sus votos en la provincia de octubre a noviembre. Quizás parte de ese 8% de votos de Uñac que no fue a Scioli fue a otra alternativa peronista, presumiblemente Massa, quien obtuvo el 26% superando a Macri en la provincia. Muchos peronistas rechazaron a Scioli, eligiendo a otro peronista. Cuando Massa quedó excluido y las alternativas peronistas se redujeron a una, alguno de esos votos fue a Scioli, mientras que otros alimentaron a Macri quien duplicó su caudal aunque sólo alcanzó el 40 por ciento.

Esta puede ser una de las claves más importantes para entender las elecciones pasadas. La mayoría sanjuanina temía un presidente no peronista. Sólo el 46% eligió a Scioli el 22 de octubre. El resto que se sumó hasta el 59% en noviembre optó por no elegir a Macri, quizás porque temía un opositor al gobernador en la Casa Rosada.

Ese es el panorama actual. Después de más de 12 años, San Juan se encuentra con un presidente que no es del mismo signo político que el gobernador. Cuatro de seis diputados nacionales y dos de tres senadores sanjuaninos serán del FPV. Ellos estarán, a partir del 10 de diciembre, en la oposición. ¿Estarán en la oposición?

Miremos del otro lado. Si el PRO quiere legislar, deberá quebrar el bloque del FPV, tanto en Diputados donde tiene capacidad de bloqueo, como en Senadores donde es mayoría. No tiene más alternativas. Casi todo lo que prometió hacer necesita pasar por el Congreso nacional. Si no quiere que sus proyectos mueran allí, debe obtener votos kirchneristas.

¿Cómo lo hará? Existen diversas alternativas, entre las que se encuentra seducir legisladores con dinero a sus provincias. Macri podrá hacer esto sólo con aquellos legisladores de provincias que gobiernen su oposición. A los diputados del FPV de Buenos Aires no se los puede seducir con dinero a su provincia porque la gobierna el PRO. Pero a los de San Juan sí.

Un escenario probable será la amenaza de que sólo habrá financiamiento suficiente si los senadores y diputados sanjuaninos del FPV votan a favor del macrismo algunas cuestiones relevantes. Esto no significa vestirse de amarillo, pero sí apoyar ciertas iniciativas del presidente. Sin dudas esto provocaría quiebres en el bloque azul de las cámaras, algo que la alianza gobernante buscará desde el primer día.

Los representantes peronistas de San Juan, junto con el gobernador electo, entrarían en una disyuntiva compleja. Si votan a favor del presidente, obtendrían réditos económicos, pero traicionarían a sus votantes. Si las medidas que acompañan son impopulares, podrían verse castigados por los electores en próximas elecciones. Si son populares, cada votación a favor del macrismo sería un aporte a la imagen del Gobierno nacional de aquí a 2017, año de elecciones legislativas. Si el PRO realiza una buena gestión, los legisladores peronistas podrían perder sus bancas en las legislativas aún cuando hayan contribuido con sus votos a las medidas adoptadas.

Al contrario, si optan por mantener el bloque cohesionado y actuar en conjunto oponiéndose a Macri, podrán desgastarlo de cara al 2017. Salvarían el pellejo en caso de que las propuestas mandadas al Congreso sean impopulares. Si al PRO no le va bien, quedarían mejor parados para las legislativas como opositores de un gobierno que no anda. Sin embargo, se arriesgan a que el fundamental aporte nacional a San Juan disminuya, con las consecuencias sociales que eso podría acarrear en la provincia lo cual también repercutiría en sus posibilidades para revalidar las bancas de diputados o senadores.