Hubo un momento en que la chica no pudo más y, a través de la red social Facebook, empezó publicar que estaba triste y no tenía ganas de vivir. La insistencia en publicar semejantes estados de ánimo, generó la preocupación de sus familiares, quienes trasladaron el interrogante a la madre de la niña y ahí la verdad estalló: la chica dijo que su gran problema se debía a que su tío la había violado cuando tenía 11 años, en enero de 2010, y que antes no había dicho nada por vergüenza y para no generarle ningún conflicto a su tía, la esposa del sospechoso.
Cuando la revelación se conoció en el seno familiar, el padre de la víctima (hoy de 15 años) quiso hacer justicia por mano propia, pero lo obligaron a desistir y al otro día, el 1 de abril de 2014, la madre de la niña puso la denuncia en Jáchal.
Las pruebas de rigor no hicieron más que confirmar la versión de la chica que ante su familia y los peritos repitió exactamente lo mismo: que cuando sus padres se separaron y ella se fue a vivir con su papá en la casa de su abuelo, en la que también vivía su tío y su familia, este último aprovechó para someterla una noche que quedó sola. Y que antes, cuando tuvo 5 o 6 años, también la había manoseado.
Los psicólogos que la entrevistaron en Cámara Gesell aseguraron que no mentía y presentaba los síntomas de un niño abusado. El médico legista confirmó que ya no era virgen.
El 19 de junio del año pasado, el principal y único acusado del supuesto abuso sexual quedaba preso, pero no dio su versión cuando le tocó declarar sobre el caso.
Y ahora que llegó a juicio en la Sala I de la Cámara Penal, resolvió admitir su autoría en el delito y abreviar el juicio en su contra. Ayer, ante el juez Raúl José Iglesias, ratificó el acuerdo al que arribó, por medio de su defensor Maximiliano Páez Delgado, con fiscal Gustavo Manini. Y se mostró dispuesto a recibir 10 años de condena.
