La Cámara de Empresas Procesadoras Avícolas presidida por el ingeniero Ernesto Nazar, en junio pasado difundió un informe en el que para este año, la industria estima que producirá 1,65 millón de toneladas de pollo. Este valor es más del doble de lo que producían en 2003. En tanto, las exportaciones superarán las 330.000 toneladas, por un valor de 450 millones de dólares, mientras que lo que va al mercado interno (el 80% de la producción) sostiene un consumo de 34 kilos por habitante y por año. En esta oportunidad presentaron un plan de promoción nacional del consumo de huevo que invertirá unos $2 millones de pesos provenientes del sector. El estudio marca que la cadena apunta a llegar a 2017 con una producción de 2,5 millones de toneladas de carne de pollo, exportaciones por 600.000 toneladas y un valor de 1.500 millones de dólares y que viene creciendo en forma ordenada y que promete seguir haciéndolo al 6% de acá a los próximos seis años. Bienestar animal En el mundo se estiman existen unos 4.800 millones de gallinas ponedoras en producción, con una media de 300 huevos por año por ave. La Unión Europea con Italia, Francia y España a la cabeza ha sido la mayor exportadora de huevos, sobre todo a los países asiáticos durante décadas. Pero desde la publicación de la Directiva 74/1999 sobre bienestar de la gallina ponedora, esta realidad comenzó a cambiar. Así, las nuevas normativas exigen un especial cuidado del bienestar animal siguiendo además los avances de la trazabilidad alimentaria y exige un mínimo de superficie, o lo que es lo mismo, a los sistemas de cría de nuestros antepasados, pero con un esquema mínimo de superficie como por ejemplo, un máximo de 2.500 aves por hectárea. En el resto del mundo esta realidad no ha tenido eco. En esta realidad la productividad aviar europea se redujo sustancialmente y el problema se agravará en el 2012 cuando se implemente sustancialmente la norma. Ya los costos aumentaron entre un 15 y hasta un 25% en todas las granjas. Así el futuro del sector permite avizorar una retirada de los granjeros europeos mercados asiáticos y esto es una oportunidad que Argentina no debería desaprovechar.
