Cómo podía resistirse a invitarlas a pasar. Él es un jubilado soltero, con un buen pasar y con su casa a disposición. Las chicas, las dos jóvenes y con ganas de charlar. Al anciano posiblemente se le pasaron muchas por la cabeza, pero menos lo que se traían entre manos. En eso que hablaban animosamente en el living, una de las muchachas preparó un té. El hombre tomó unos sorbos, sin saber que sería lo último que haría esa tarde. Cuatro horas después se despertó mareado en el sillón y solo, con la desagradable novedad de que le habían robado seis artefactos electrónicos, dinero y otras cosas.

Hasta anoche, no se sabía qué droga le dieron esas dos "Viudas Negras" al italiano Atilio Farina, de 71 años, pero por lo visto fue lo suficientemente efectiva para doparlo y dejarlo dormido entre las 18 y las 22 del jueves. Él mismo, muy mareado, llamó por teléfono a la policía para que lo auxiliaran en su casa del barrio 2 de Agosto, en Rivadavia. Sobre las mujeres -de unos 25 años- que cometieron el robo, él reconoce a una tal Fabiana, quien trabajó como empleada doméstica durante dos años en su vivienda. Incluso tiene fotos, aunque no sabe su apellido ni su domicilio.

Farina contó que despidió a esa chica hace un año y medio porque "no me gustaba". Fabiana le llamaba de vez en cuando "para saber cómo estaba" y siempre prometía ir a verlo. El jueves apareció de sorpresa con otra joven. "Me dijeron que venían a visitarme, a charlar. Nunca pensé que me harían algo malo", relató. La tal Fabiana propuso que tomaran un té para amenizar el encuentro y fue a la cocina a prepararlo. Se cree que ahí metió alguna sustancia en la tasa de Farina. "Lo sentí amargo", contó el anciano. Pasado unos minutos "empecé a sentirme un poco mareado y no me acuerdo más", agregó. A las cuatro horas despertó, estaba recostado en el sillón. Las mujeres ya habían desaparecido, llevándose una notebook Sony Vaio, dos cámaras de fotos digitales, dos costosos celulares, un reloj de primera marca, una campera de cuero y 250 pesos. Aparentemente no robaron más artefactos porque no podían cargarlos. Un poco de compasión tuvieron, ya que trabaron todas las puertas y tiraron las llaves hacia el interior desde la ventana.