Antes la vida era otra. Despertar a las 7, llevar a su nena al colegio, tomar el micro al trabajo de doméstica, volver a las cuatro de la tarde, descansar algo y pasar a corte y confección en su escuela. Recién a la noche, había un poco más de tiempo para la familia. Antes, porque desde el último jueves, cuando su hijo Rodrigo Muñoz (26) cayó a la cloaca mientras trabajaba, los tiempos y las rutinas se trastornaron para Norma Muñoz. Y para su nuera Erica, para tres de los hermanos gendarmes de Rodrigo que vinieron desde Córdoba y Formosa (y ayudan en la búsqueda), para varios de sus familiares y amigos. Ahora es pasar el tiempo en la calle. Tratar de llegar a las 8 a la planta de tratamiento de líquidos cloacales en Santa Lucía, acomodarse a la sombra en los tablones que les presta OSSE, pedir agua caliente para el mate, agua o el baño a los vecinos del lugar. Almorzar lo que les mandan desde Marquesado, Rivadavia. Hacer fuego con guano de animales por los enjambres de mosquitos en las tardes. Soportar el pegajoso e infalible olor fétido. Siempre pendiente, angustiosamente pendiente de que aparezca el cuerpo de Rodrigo en la cañería. Un drama que se agiganta al volver por la noche o la madrugada, cuando el corazón se estruja al toparse con Tiago (el nene de 3 años de Rodrigo), porque ya no tendrá a su papá para subírsele en la espalda y jugar a que le hace masajes: esa era la costumbre entre ambos cuando Rodrigo volvía en bicicleta, destruido después de 12 horas de trabajo fuera de casa.
"La verdad es que en medio de esta desgracia debo agradecer la solidaridad de los vecinos, que se nos acercan y nos abren las puertas de sus casas. Por lo demás, yo sólo espero que con esto (la tragedia) tomen conciencia de cómo tienen que hacer trabajar a la gente", explicaba anoche Norma, mientras analizaba si quedarse o partir a descansar un rato para volver a las 4 de hoy, hora en la que está previsto desagotar un tramo de unos 170 metros de la cañería (de 160 centímetros de diámetro) con la idea de meterse a ver porqué el gancho se atora al tirarlo con cuerdas.
"Se hará a esa hora porque en ese momento no hay descarga de afluentes y ese caudal disminuido podrá desagotarse más fácilmente con una bomba que compramos hace dos meses, que es la más grande de OSSE y una de las más grandes de la provincia, con una capacidad de 400 litros por segundo", dijo anoche el presidente de OSSE, Adrián Cuevas, mientras supervisaba la puesta a punto de un entubado de unos 60 metros creado para bombear los líquidos de una cámara a otra.
