Poco se sabía y poco se sabrá. La imponente estructura cilíndrica que estaba en un páramo a los pies de las Sierras de Zonda, abandonada desde hacía años y que había inspirado historias de misterio, ya no está más. La habían bautizado cohete, por su forma, y despertaba curiosidad porque la mayoría de la gente no sabía qué era, quién lo hizo y por qué quedó solo en medio de la nada, en un rincón del Quinto Cuartel, Pocito. Objeto de culto de bikers o corredores de aventura, los únicos que podían llegar con facilidad al lugar, en realidad se trataba de un horno calero que hace unos meses fue desmantelado, supuestamente para ser vendido como chatarra en Mendoza, pero para los lugareños seguirá siendo un misterio quién tomó esa decisión y por qué lo hizo.
El ‘cohete’ fue montado sobre una base de cuatro patas de hormigón, que es lo único que queda. El cilindro, de unos 25 metros de alto, tenía una escalera en espiral de color amarillo, que había sido cortada a unos 3 metros desde el suelo. Según contaron los lugareños, el proyecto del horno calero quedó trunco porque lo envolvió la tragedia. Es que de acuerdo a los relatos, unos hermanos quisieron montar una calera hace unos 17 años y comenzaron a construir el horno. Pero al poco tiempo murió uno de los empresarios en un accidente y luego la fatalidad golpeó al otro hermano, también en un choque, según vecinos del lugar. Sin embargo, en el Instituto de Investigaciones Mineras no tenían conocimiento de ese horno y aunque en la Secretaría de Producción de la Municipalidad de Pocito manejaban referencias sobre que el proyecto de la calera fracasó porque era costoso llevar el gas al lugar, no pudieron comprobarlo.
Lo cierto es que hace un tiempo, la mole salió del mapa de un día para otro. Y otra vez empezaron a tejerse historias sobre qué pudo haber pasado con semejante estructura, aumentando su misterio. Sin embargo, de acuerdo a personal de un diferimiento cercano, al predio llegaron tres grúas y un grupo de obreros y rápidamente desmantelaron el horno. Según contaron, era gente de Mendoza y el desguace se hizo para vender la chatarra en esa provincia, dejando el lugar más vacío y silencioso, sin ese ulular del viento que pasaba por el interior del cilindro.
