La cara pálida con labios carmín y rodeada por hojas de parra comenzó a tornarse de color anaranjado. De a poco, esa representación de la vid, fruto del trabajo de los agricultores valencianos, fue cubriéndose de grandes lenguas de fuego. A su lado, un Sol dorado quedó súbitamente bañado de luz en plena noche. No se trató de magia, ni de una reacción de la naturaleza. La vid hizo brillar al Sol durante la tradicional quema del ninot, en el marco de las Fallas Valencianas 2012, en el centro que reúne a esa colectividad.
Esta vez, el clima fue benévolo. A diferencia del fin de semana anterior, cuando el festejo de la colectividad se suspendió por lluvia tras la elección de la Fallera Mayor, la madrugada de ayer fue cálida y el cielo estuvo completamente estrellado.
A lo largo de la noche, los mozos corrían entre las mesas, bajo los banderines de colores, para atender al público que observaba las actuaciones que se sucedían sobre el escenario.
Pasadas las 2, el locutor anunció que se daría inicio a la quema del ninot e invitó al público a mirar hacia el sector en el que estaba ubicada la figura, que representaba el trabajo de los valencianos y su impacto en la vitivinicultura sanjuanina. Esa misma figura que esta colectividad española mostró durante el Carrusel de la última Fiesta Nacional del Sol.
La flamante fallera mayor fue la encargada de dar la orden para el inicio del fuego. Unos petardos empezaron a estallar y el interior de la estructura comenzó a arder. Una bola de humo negro subió al cielo. De un momento para otro, el calor aumentó y las personas que se habían acercado a las cintas que rodeaban la estructura se alejaron.
Las llamas salieron, treparon al rostro y lo cubrieron de a poco. Hasta que la cara se desprendió y cayó al piso cubierta de llamas. Las entrañas de alambre de la figura quedaron al descubierto y el Sol dorado con rayos redondeados, que estaba a menos de dos metros, brilló en todo su esplendor y se mantuvo erguido mientras continuaba el espectáculo.
Una explosión en el cielo hizo que todas las personas elevaran sus cabezas. Y durante 15 minutos volvieron a ver la lluvia pero, esta vez, de fuegos artificiales.
